En Ucrania, se registraron 122 muertos, y los puestos de socorro ya recibieron a 65 mil personas que necesitan refugio y comida caliente. Este domingo, se estima que las temperaturas superarán por encima de los -21º. En Polonia, donde el termómetro llegó a -27° la noche del viernes en el noreste, el frío causó la muerte de otras 8 personas, llevando el total a 45. En su mayor parte, se trataba de personas que carecen de vivienda.
Bosnia también estaba paralizada el sábado por la nieve. En Rumania se registraron en los últimos días 28 muertos y cientos de escuelas permanecían cerradas, según datos divulgados este sábado.
En Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea (UE), el frío mató a 16 personas. El balance de la ola de frío en otros países de Europa del Este era el viernes de 36 muertos: 10 en Letonia, 9 en Lituania, 7 en Serbia, 6 en la República Checa, 2 en Grecia, 1 en Eslovaquia y 1 en Macedonia.
En Rusia, donde las temperaturas rondaban los -25°C en Moscú y eran de casi -50°C en Yakutia (Siberia Oriental), al menos 64 personas murieron de frío en todo el país desde el 1 de enero, según el balance suministrado el viernes por las autoridades, que no dieron cifras sobre la actual ola de frío. Sin embargo, las temperaturas glaciales no impidieron que decenas de miles de personas manifestasen en Moscú, unos a favor y otros en contra del primer ministro Vladimir Putin.
La ola de frío que azota parte de Europa también mantiene bajo alerta a 51 departamentos de Francia, donde 2 personas murieron de frío. Las temperaturas bajaron a -20° en la ciudad de Reims y en Mulhouse (este). En momentos en que las autoridades francesas instaban a limitar el consumo de electricidad, dada la fuerte demanda provocada por el uso de la calefacción, el gigante ruso del gas Gazprom anunció el sábado que no podrá garantizar los envíos adicionales solicitados por Europa Occidental.
En Italia, distintos puntos turísticos como el Coliseo romano debieron cerrar sus puertas ante las heladas, al no estar en condiciones de recibir gente y evitar accidentes. Roma continuaba paralizada el sábado de mañana después de las nevadas que afectaron a gran parte de la península. Alemania continuaba sufriendo por la ola de frío el sábado, con temperaturas inferiores a -10º en todas las ciudades del país, e incluso de -16° en Berlín.
En Austria, el termómetro bajó a -28° en las montañas del centro y del Tirol (oeste), y 1 hombre murió de frío tras un accidente de tráfico, elevando a 4 el número de víctimas desde que comenzó la ola de frío. En Gran Bretaña, la mayor parte del país seguía en estado de alerta el sábado, con nevadas previstas en el centro y el este de Inglaterra.
En España se registraban temperaturas de -13°.
Canadá se ha convertido en el primer país que se retira del Protocolo de Kioto tras su ratificación, un día después del fin de la cumbre de Durban, ante la imposibilidad de cumplir con sus compromisos y mantener el desarrollo de sus yacimientos petrolíferos.
Recién llegado de la cumbre de la ONU sobre el cambio climático, el ministro de Medio Ambiente de Canadá, Peter Kent, anunció: “invocamos nuestro derecho legal para retirarnos formalmente de Kioto”. Kent justificó la decisión porque Canadá no cumplirá en 2012 con la reducción de emisiones acordada en el tratado, un 6% por debajo de las de 1990, y para evitar “la transferencia a otros países” de 14.000 millones de dólares canadienses.
Kent insinuó que esa cifra es la cantidad que Canadá tendría que pagar en multas en caso de permanecer en Kioto y a la vista de que en mayo, su departamento calculó que a finales de 2012 las emisiones serán un 28,8% superiores a las de 1990.
Según el artículo 27 del Protocolo de Kioto, los países que lo han ratificado tienen que comunicar por escrito la retirada un año antes de la finalización del periodo de cumplimiento, por lo que Ottawa tenía hasta el 31 de diciembre para anunciar su decisión.
Sin embargo, Kent dijo durante una rueda de prensa que “el Protocolo de Kioto no representa el camino hacia adelante para Canadá” y el acuerdo negociado a finales de la década de los años noventa es un “impedimento” para luchar contra el cambio climático. Bajo Kioto, según Kent, Canadá tendría que adoptar medidas “radicales e irresponsables” -como reducir vehículos o el uso de calefacción- o pagar miles de millones de dólares en multas. Según el Gobierno de Harper, la implementación de Kioto habría supuesto retirar de las carreteras todos los vehículos que circulan o eliminar la calefacción de cada edificio del país.
Asimismo, señaló que Kioto es el “incompetente legado” del anterior Gobierno canadiense y confirmó que desde que el Partido Conservador del primer ministro, Stephen Harper, llegó al poder en 2006, Ottawa no ha tenido intención de implementar el tratado.
El petróleo, en juego Keith Stewart, de la organización medioambiental Greenpeace, señaló que la decisión de Canadá, uno de los países más ricos del mundo, aunque esperada desde hace algún tiempo, “es un insulto a los países en desarrollo”. Para Greenpeace y los principales partidos de la oposición, el Gobierno de Harper se ha negado a cumplir con los objetivos de Kioto para no afectar el desarrollo de los yacimientos petrolíferos de la provincia de Alberta, considerados uno de los mayores del mundo.
Harper y el Partido Conservador, cuya base ideológica se encuentra en la provincia de Alberta y la ciudad de Calgary, el centro del sector petrolífero del país, han señalado desde hace años que el desarrollo de los yacimientos de crudo son esenciales para el futuro económico de Canadá. Antes de llegar al poder, Harper ya calificó al Protocolo de Kioto como un “plan socialista” para trasvasar riqueza de los países desarrollados a los que están en vías de desarrollo.
La COP17, celebrada en Durban, ha constatado una vez más la incapacidad de los gobiernos para hacer frente a los problemas que ya está ocasionando el cambio climático. El aplazamiento hasta 2020 de la entrada en vigor de políticas más ambiciosas revela que los líderes políticos no han entendido la urgencia con la que se debe actuar. La sociedad civil, sin embargo, está poniendo en marcha medidas para luchar contra el cambio climático, consciente de que la “prima de riesgo ambiental” supone una gran amenaza. Los indicadores de insostenibilidad ambiental crecen en todo el planeta. El accidente de Fukushima en Japón, por ejemplo, ha puesto de manifiesto que el cambio hacia un modelo energético más eficiente, seguro y renovable es urgente. Del accidente de Bristish Petroleum se sacaban conclusiones parecidas. Las señales del cambio climático en marcha sólo empeoran. En definitiva, la “prima de riesgo ambiental” también está creciendo. El desafío ante el que nos encontramos es cómo afrontar a un tiempo la urgente e importante crisis económico-financiera, la urgente e importante crisis social y la urgente e importante crisis ambiental. Todas estas crisis conviven, se solapan y son interdependientes. Todas ellas deben ser resueltas de forma integrada. Y para que tengamos posibilidades de éxito el compromiso de la sociedad civil es fundamental. Proyectos como CARBON DISCLOSURE PROJECT demuestran que las empresas que VOLUNTARIAMENTE han contestado el cuestionario de Carbon Disclousure Project (CDP) están trabajando para afrontar el cambio climático. Las entidades financieras firmantes de CDP utilizan esa información a la hora de tomar sus decisiones de inversión. Se construye así un círculo virtuoso que contribuye a recompensar a las empresas más proactivas y que también promueve el cambio hacia políticas más ambientales en decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que forman parte de su cadena de proveedores. Por otro lado, de las 26 empresas analizadas en la segunda edición del ranking del proyecto Piensaenclima, 24 mejoraron su puntuación, lo que refleja una mejora en sus políticas, acciones y transparencia en materia de cambio climático (Ver ranking pinchando aquí http://www.piensaenclima.org/pdf/GuiaPiensaenclima.pdf). Además identificamos nuevas buenas prácticas de estas empresas como: Una empresa analizada nos comunica que su departamento de medio ambiente ha puesto como objetivo interno anual el mejorar cada año sus resultados en la evaluación de Piensaenclima. Varias empresas han hecho comunicación interna y externa sobre sus resultados en el ranking. Estas empresas informan habitualmente de todas sus acciones en materia de cambio climático. Una empresa que obtuvo un resultado negativo reconoció sus carencias en materia de cambio climático. Poco después la empresa anunció públicamente su intención de empezar a contabilizar sus emisiones de carbono y de establecer unos objetivos y un plan de reducción. Otra muestra de que el cambio climático sigue estando entre las estrategias de gestión de las empresa y en su apuesta por una modelo de negocio bajo en carbono es el hecho de que, durante el año 2011, 9 entidades han conseguido el Sello CeroCO2 (www.ceroCO2.org) gracias a su compromiso voluntario para calcular, reducir y compensar sus emisiones de CO2, lo que supone un aumento del 50 % respecto a 2012. El trabajo en esta línea ha permitido que algunas de ellas hayan conseguido reducciones de hasta el 16 % respecto al año 2010. Además, las entidades que han implementando estrategias de cálculo y reducción y no han conseguido llegar hasta el final, han decidido compensar sus emisiones de CO2 en países en vías de desarrollo, como una forma de lucha contra el cambio climático y contra la pobreza, lo que ha supuesto un aumente de las emisiones compensadas de un 300%. Esto demuestra que las empresas, a pesar de la crisis económica e independientemente de lo que los gobiernos deciden, siguen apostando por un modelo bajo en carbono. Existen, por tanto, señales que indican que la lucha contra el cambio climático avanza desde muchos sectores. Por eso es más necesario que nunca que los líderes políticos estén a la altura de las circunstancias. Empresas, consumidores e inversores pueden empujar fuertemente la lucha contra el cambio climático. Ya han empezado a hacerlo.
Se salva a los mercados y no al clima. Así podríamos resumir lo que constata la recién terminada 17ª Conferencia de las Partes (COP 17) de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Durban, Sudáfrica, celebrada del 28 de noviembre al 10 de diciembre. La rápida respuesta que gobiernos e instituciones internacionales dieron al estallido de la crisis económica en 2008 rescatando bancos privados con dinero público contrasta con el inmovilismo frente al cambio climático. Aunque esto no nos debería de sorprender. Tanto en un caso como en otro ganan los mismos: los mercados y sus gobiernos cómplices.
En la cumbre del clima de Durban dos han sido los temas centrales: el futuro del Protocolo de Kioto, que concluye en 2012, y la capacidad para establecer mecanismos en la reducción de emisiones; y la puesta en marcha del Fondo Verde para el Clima, aprobado en la anterior cumbre de Cancún, con el objetivo teórico de apoyar a los países pobres en la mitigación y la adaptación al cambio climático.
Tras Durban podemos afirmar que un segundo periodo del Protocolo de Kioto ha quedado vacío de contenido: se pospone una acción real hasta el 2020 y se rechaza cualquier tipo de instrumento que obligue a la reducción de emisiones. Así lo han querido los representantes de los países más contaminantes con Estados Unidos a la cabeza quienes abogaban por un acuerdo de reducciones voluntarias y rechazan cualquier tipo de mecanismo vinculante. Pero si el Protocolo de Kioto ya era insuficiente, y de aplicarse evitaba sólo 0,1º centígrados de calentamiento global, ahora vamos de mal en peor.
Entorno al Fondo Verde para el Clima, si en un primer momento los países ricos se comprometieron a aportar 30 mil millones de dólares en 2012 y 100 mil millones anuales para 2020, cifras que de todos modos se consideran insuficientes, la procedencia de estos fondos públicos ha quedado por determinar mientras se abren las puertas a la inversión privada y a la gestión del Banco Mundial. Como han señalado organizaciones sociales se trata de una estrategia para “convertir el Fondo Verde para el Clima en un Fondo Empresarial Codicioso”. Una vez más se pretende hacer negocio con el clima y la contaminación medioambiental.
Otro ejemplo de esta mercantilización del clima ha sido el aval de la ONU a la captura y almacenamiento de CO2 como Mecanismo de Desarrollo Limpio, que no pretende reducir las emisiones y que agudizaría la crisis ambiental, especialmente en los países del Sur candidatos a futuros cementerios de CO2.
Así, los resultados de la cumbre apuntan a más capitalismo verde. Como indicaba el activista e intelectual surafricano Patrick Bond: “La tendencia a mercantilizar la naturaleza se ha convertido en el punto de vista filosófico dominante en la gobernanza mundial medioambiental”. En Durban se repite el guión de cumbres anteriores como la de Cancún 2010, Copenhague 2009… donde los intereses de las grandes multinacionales, de las instituciones internacionales y de las élites financieras, tanto del Norte como del Sur, se anteponen a las necesidades colectivas de la gente y al futuro del planeta.
En Durban estaba en juego nuestro futuro pero también nuestro presente. Los estragos del cambio climático están teniendo ya sus efectos: liberación de millones de toneladas de metano del Ártico, un gas 20 veces más potente que el CO2 desde el punto de vista del calentamiento atmosférico; derretimiento de los glaciares y de los mantos de hielo que aumenta el nivel del mar. Unos efectos que incrementan el número de migraciones forzadas. Si en 1995 había alrededor de 25 millones de migrantes climáticos, hoy esta cifra se ha doblado, 50 millones, y en el 2050 ésta podría ascender a entre 200 y mil millones de desplazados.
Todo apunta a que nos dirigimos hacia un calentamiento global descontrolado superior a los 2º, y que podría rondar los 4º, para finales de siglo, lo que desencadenaría muy probablemente, según los científicos, impactos inmanejables, como la subida de varios metros del nivel del mar. No podemos esperar hasta el año 2020 para empezar a tomar medidas reales.
Pero frente a la falta de voluntad política para acabar con el cambio climático, las resistencias no callan. Y emulando a Occupy Wall Street y a la ola de indignación que recorre Europa y el mundo, varios activistas y movimientos sociales se han encontrado diariamente en un foro a pocos metros del centro de convenciones oficiales bajo el lema ‘Occupy COP17’. Este punto de encuentro ha reunido desde mujeres campesinas que luchan por sus derechos hasta representantes oficiales de pequeños estados isleños como Las Seychelles, Granada o Nauru amenazados por una subida inminente del nivel del mar, pasando por activistas contra la deuda externa que reclaman el reconocimiento y la restitución de una deuda ecológica del Norte respecto al Sur.
El movimiento por la justicia climática señala como, frente a la mercantilización de la naturaleza y los bienes comunes, es necesario anteponer nuestras vidas y el planeta. El capitalismo se ha demostrado incapaz de dar respuesta al callejón sin salida al que su lógica productivista, cortoplacista y depredadora nos ha conducido. Si no queremos que el clima cambie hay que cambiar radicalmente este sistema. Pero los resultados de Durban apuntan en otra dirección. El reconocido activista ecologista nigeriano Nnimmo Bassey lo dejaba bien claro con estas palabras: “Esta cumbre ha amplificado el apartheid climático, donde el 1% más rico del mundo ha decidido que es aceptable sacrificar al 99% restante”.
Con este contundente llamamiento se ha expresado el subdirector de la Organización Meteorológica Mundial en una conferencia de prensa en Durban, al tiempo que presentaba los más recientes datos climáticos. Estos datos han sido compilados en un documento emitido hoy por este organismo.
Los 13 años más calientes jamás registrados se han producido en los últimos 15. A este grupo pertenece el año 2011, considerado el 10º más caliente, a pesar de coincidir con una fase especialmente intensa de la corriente del Pacífico La Niña (la más fuerte de los últimos 60 años). Este fenómeno periódico provoca siempre una importante disminución de la temperatura en su año de ocurrencia, del orden de 0,10-0,15 ºC con respecto al año anterior y al posterior. En todo caso la temperatura de 2011 es la más elevada de todos los años con ‘La Niña’, y las temperaturas en tierra han sido superiores a los promedios en la mayor parte de los territorios. En particular, en el norte de Rusia han sido superiores en +4 ºC, lo que resulta especialmente preocupante en función de la estabilidad del permafrost. Además, 2011 ha sido el segundo año con un mínimo en la disminución de la superficie de hielo en el Ártico, pero si fue un año récord en términos de disminución del volumen de hielo.
En el período 2000-2010, ni un solo país de los 189 controlados por la OMM ha presentado promedios más fríos que su referencia climatológica, y para el 95% de ellos ha sido la década más caliente. Durante estos años el 40% de países superaron sus temperaturas máximas anteriores, mientras que en la década de los 90 esto sólo ocurrió en un 15% de países y en la de los 80 en el 10%. Asimismo, los países que han informado de récords en sus temperaturas mínimas son muchos menos que los que lo habían hecho en décadas anteriores.
“La ciencia es sólida y prueba inequívocamente que el mundo se está calentando y que este calentamiento es debido a la actividad humana. Estamos observando la manifestación de sus predicciones en los nuevos patrones climatológicos y meteorológicos.”
RDJ Lengoasa se refirió también al boletín emitido hace pocas semanas por la organización, donde se daba cuenta de cómo el fuerte incremento de las emisiones en 2011 ha llevado la concentración de gases de efecto invernadero a nuevos récords. Señaló que la composición actual de la atmósfera acabará llevando al planeta a una temperatura de entre 2 ºC y 2,4 ºC superior a la preindustrial, valores que los científicos consideran capaces de iniciar cambios de largo alcance, e irreversibles, en nuestra Tierra, tanto en la biosfera como en los océanos.
El documento detalla la especial intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos producidos en 2011, consistentes con las observaciones recogidas en el muy reciente informe del IPCC sobre este particular, que fue aprobado por la comunidad científica y, también, por todos los gobiernos del mundo. Entre ellas, la sequía que ha afectado al Mediterráneo occidental en los últimos meses. En efecto, una de las predicciones de este informe señala que, debido a la composición actual de la atmósfera:
“Existe evidencia … de que a lo largo del siglo las sequías se incrementarán en el sur de Europa y en la región Mediterránea …”
Los análisis térmicos presentados por la OMM se basan en la comparación de los tres conjuntos de datos confiables tradicionales, a saber, los del Hadley Center (Gran Bretaña), y los de la National Oceanic and Atmospheric Administration y el Instituto Goddard de la NASA, ambos de los Estados Unidos. Recordemos finalmente que los años meteorológicos no transcurren de enero a diciembre, sino de diciembre a noviembre, razón por la cual la OMM ha podido presentar los datos hoy.
Desde hoy y hasta el próximo nueve de diciembre representantes de los gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil de más de 190 países se reúnen en Durban (Sudáfrica) en la 17ª Conferencia de las partes (COP17) para acabar de perfilar la evolución del Protocolo de Kioto. Las expectativas de alcanzar en esta cumbre compromisos vinculantes para la limitación de reducción de emisiones de efecto invernadero son escasas.
“Entendemos que estamos en un período de transición, donde los países emergentes tienen que acabar de avanzar para tener una hoja común en la que todos estemos retratados”, explicó Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), la semana pasada en un encuentro con periodistas.
Uno de los grandes temas que se debatirán en esta cumbre es decidir qué ocurrirá con el Protocolo de Kioto y con aquellos países, que como Canadá, Rusia o Japón, mantienen una postura clara de no ratificar un segundo periodo de compromiso.
Por su parte, la Unión Europea afronta esta cumbre con la idea de ratificar este segundo periodo, siempre y cuando los demás países cumplan con su obligación de respaldar un mandato que fije compromisos cuantificados de limitación de emisiones de CO2 antes de 2020. “Dejar este debate para más adelante [2015 ó 2020] es inaceptable”, apuntó Ribera.
En referencia a este compromiso, Aida Vila, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace España, aboga por la creación de un mecanismo que verifique el cumplimiento de reducción de emisiones para aquellas partes que se salgan del proceso de Evaluación y Revisión Internacional (IAR, por sus siglas en inglés), procedimiento que también está previsto para los países emergentes.
Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco sobre el Cambio Climático (CMNUCC) ha explicado que “ya existe un acuerdo firme de ampliar y profundizar la forma en que los países rinden cuentas unos a otros por sus acciones. Lo que hay que conseguir ahora es un apoyo institucional completo y global para asegurar que los países en desarrollo cuenten con financiación, tecnología y capacidad de construir sus propias economías basadas en energías limpias, y que en el futuro sean capaces de recuperarse rápidamente del cambio climático”.
De la delegación española desplazada a Durban, está confirmada la presencia de Alicia Montalvo, directora de la Oficina Española de Cambio Climático del MARM, a la espera de lo que se decida esta semana en una reunión que celebrarán el actual gobierno en funciones y el Partido Popular, para buscar “un escenario compartido donde todos nos sintamos cómodos”, explicó Ribera.
África, un continente vulnerable
“Debido a la vulnerabilidad de África ante el cambio climático, fracasar en la contención del aumento de temperatura media global a 2 grados sería un resultado inaceptable para el esfuerzo de mitigación global”, explica Edna Molewa, ministra de Medio Ambiente sudafricana.
África es un continente que depende en gran medida de sectores muy sensibles al clima, como la agricultura de secano. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) prevé que el rendimiento de la agricultura de secano se reducirá en un 50% en el 2020. “Esto significará el hambre para muchos”, añade Molewa. Asimismo, en zonas como Kenia, con grandes comunidades de pastores, la reducción de la producción de alimentos estará cada vez más limitada, al igual que el agua para el ganado.
Por otro lado, energías renovables como la hidroeléctrica están infrautilizadas puesto que actualmente se explota menos del 10% del potencial hidroeléctrico. “Un esfuerzo nacional, regional e internacional para liberar este potencial es un ejemplo de cómo las sociedades africanas podrían pasar de ser uno de los continentes más vulnerables a convertirse en uno de los más resistentes al clima”, aseguró la titular de medioambiente sudafricana.
En este sentido, Figueres anuncia la creación en Durban de una nueva iniciativa denominada “impulso para el cambio” que busca presentar ejemplos de colaboración entre el sector público y el privado que beneficia a las poblaciones marginadas en las zonas urbanas, “ayudándoles a acceder a su propia energía limpia o a fortalecer su capacidad de adaptación al cambio climático”.
Sudáfrica es el principal contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero en el continente –el 38% de las emisiones totales de África. El Libro Blanco de Estrategia Nacional de Cambio Climático (CCR, por sus siglas en inglés) establece el compromiso de reducir las emisiones de CO2 un 34% por debajo de las proyecciones actuales en 2020, un 40% en 2025.
Históricamente, el inicio de la temporada de los monzones en los meses de verano producía fuertes vientos en la atmósfera inferior y superior, que se desplazaban en direcciones opuestas -también conocidos como cizalladura vertical del viento- evitando la formación de ciclones durante julio y agosto; así, a pesar de su cálida temperatura, en el mar de Arabia se formaban solo dos o tres ciclones al año, que tendían a formarse fuera de la estación de los monzones, cuando la cizalladura del viento era menor. Ahora, sin embargo, los científicos han observado una tendencia a la formación de ciclones cada vez más fuertes en los meses inmediatamente anteriores a la temporada del monzón.
Los científicos nombran como ejemplos, entre otros, el ciclón de 1998 que tocó tierra en Gujarat, en la India, y mató a casi 2.900 personas; el ciclón Gonu, que hizo una inesperada parada en Irán en 2007, causando más de 4 mil millones de dólares en daños; y el ciclón Phet, que en 2010 golpeó las costas de Pakistán y Omán, causando cerca de 2 mil millones de dólares en daños.
“Este estudio es un ejemplo notable de cómo las acciones humanas -en este caso, la contaminación masiva del aire regional causada por la combustión- puede resultar en consecuencias no deseadas”, dice Anjuli Bamzai, de la Fundación Nacional de Ciencias, y añade que “estas consecuencias incluyen la formación de ciclones de verano altamente destructivos, que eran en el norte del Mar Arábigo se aproximen más a las temperaturas más bajas de cerca del ecuador.
“Este estudio añade una dimensión importante a una larga lista de efectos negativos de las nubes marrones, incluyendo la reducción de las precipitaciones, el deshielo raros o inexistentes 30 años atrás”.
Los científicos utilizaron resultados de observaciones directas y estudios de modelos de ABC. Entre los hallazgos, observaron que las nubes marrones inhiben el calentamiento del Himalaya, importantes daños en los cultivos y la muerte de un millón, o más, de personas al año”, concluye Ramanathan.
Una inusual tormenta de nieve azotó la región central de la costa del Atlántico de Estados Unidos hasta Nueva Inglaterra, derribó ramas y dejó sin electricidad a más de dos millones de personas y negocios. Al menos tres personas murieron a consecuencia del fenómeno climático.
Las comunidades tierra adentro fueron las más golpeadas, con el este de Pensilvania como el blanco principal. West Milford, en Nueva Jersey, a más de 70 kilómetros al noroeste de la ciudad de Nueva York, había recibido casi 40 centímetros de nieve el sábado por la noche, mientras que Plainfield, Massachusetts, ya tenía más de 35 centímetros.
El Central Park de Nueva York rompió récord, tanto por la fecha y por ser el mes de octubre, con 3,30 centímetros de nieve. Más de 2,3 millones de usuarios se quedaron sin energía eléctrica desde Maryland hasta Massachusetts, y las compañías eléctricas traían equipos de trabajo de otros estados para ayudar a restaurar el servicio. Más de medio millón de residentes de Nueva Jersey, Pensilvania y Connecticut sufrieron apagones, incluyendo el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie.El sábado por la noche la tormenta había dejado la mayor parte de Pensilvania y se dirigía al noreste.
Por toda la región, los funcionarios han advertido que la tormenta, por haber llegado en fecha temprana, podría generar condiciones peligrosas cuando el clima se vuelva más templado en la semana. Nueva Jersey, Connecticut y Massachusetts declararon estado de emergencia, y el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo declaró estado de emergencia en 13 condados.
Se espera que la tormenta aumente en intensidad a medida que se desplaza hacia el norte. La mayor precipitación fue pronosticada para el domingo en Massachusetts Berkshires, las colinas Litchfield en el noroeste de Connecticut, el suroeste de Nueva Hampshire y la zona sur de las montañas Green.
La destrucción de la capa de ozono en el Ártico alcanzó niveles “sin precedentes” la pasada primavera, con un 80% de reducción de este gas entre los 18 y los 20 kilómetros por encima de la superficie, según ha avanzado la investigadora del Instituto español de Técnica Aeroespacial (INTA), Concepción Parrondo.
El INTA es una de las 19 instituciones científicas, de nueve países diferentes, que participa en el estudio de ozono de la NASA, que este año ha detectado “una disminución sin precedentes de la capa de ozono protectora de la Tierra”, subraya la NASA en su web oficial.
Parrondo señala que la pérdida de ozono en la estratosfera ocurre todas las primaveras tanto en la Antártida como en el Ártico “debido a que las bajas temperaturas que se acumulan en esta capa de la atmósfera producen reacciones que destruyen el ozono”.
No obstante, la destrucción de ozono en la Antártida es de “dimensiones mucho más significativas” que en el Hemisferio Norte, debido a que en el Sur se acumulan temperaturas mucho más frías que dan lugar a que el “agujero” de ozono sea mucho mayor.
“El hecho de que las temperaturas en la estratosfera ártica sean más cálidas limitan el área y periodo durante el cual se producen las reacciones de destrucción de ozono, por lo que la mayoría de los años el agujero de la capa de ozono es en torno a un 40 por ciento menor en el Ártico que en la Antártida”, afirma Parrondo.
Sin embargo, los datos diarios de mediciones de ozono de las 40 estaciones del Hemisferio Norte junto con las de los satélites de la NASA, Aura y Calipso, ponen de manifiesto que “esta primavera la destrucción de ozono ha sido máxima sobre el Ártico, alcanzando dimensiones similares a la de la Antártida”.
La causa, según los expertos, es que el periodo de bajas temperaturas en el Ártico duró 30 días más que un invierno normal, dando lugar a una destrucción de ozono sin precedentes.
Los científicos apuntan a que el descenso de las temperaturas estratosféricas podría estar asociado al cambio climático “ya que parece que el aumento de gases de efecto invernadero hace que la estratosfera esté más fría de lo normal”.
La consecuencia “más evidente” de que el agujero de ozono Ártico haya sido “más importante” este año es “el aumento de radiación ultravioleta”, que afecta de manera adversa a los seres vivos; así como un “desequilibrio” en el “balance energético” de la atmósfera, ya que “el ozono es un gas con una gran capacidad de absorción de la radiación solar”.
Desde la entrada en vigor del Protocolo de Montreal, en 1989, la producción de sustancias que destruyen la capa de ozono (clorofluorocarbonos o clorofluorocarbonados, presentes en aerosoles y refrigeradores) se ha limitado notablemente. A pesar de ello, los científicos sostienen que los daños causados “perduran y seguirán ocurriendo durante décadas”.
Desde 1991, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), en colaboración con el Instituto Meteorológico Islandés, participa en proyectos europeos para la medida de destrucción de ozono en la región Sub-Ártica, realizando sondeos de ozono desde la base de Keflavik (Islandia).
Varias provincias del norte de España registraron este pasado fin de semana récords históricos en sus temperaturas máximas, que en el caso de La Coruña llegaron el sábado, 1 de octubre, hasta los 33,7 grados y superaron con creces los 29,6 registrados el 3 de octubre de 1980. Según ha informado Angel Rivera, portavoz de la Aemet, octubre arrancó con récords históricos también en Oviedo, donde el termómetro marcó 31,7 grados el sábado y superó así en tres décimas los 31,4 alcanzados el 3 del mismo mes de 1983.
Lo mismo sucedió en Pontevedra, que tuvo una máxima de 31,2 grados el sábado (31,7 el 7 de octubre de 1989) y con Santander, donde el mercurio llegó en su aeropuerto a los 33,5 grados también el sábado, lo que supone un grado y tres décimas más que el 3 de octubre de 1983.El aeródromo de Lugo tuvo igualmente su récord de máximas el 1 de octubre, cuando el termómetro llegó a los 30 grados, 1,8 más que el 7 del mismo mes de 2005. El domingo, la tónica siguió siendo la misma en el norte de la península, donde ciudades como La Coruña, con 31,5 grados (31 el 12 de octubre de 1945), y Orense, con 33,4 (33 el 3 de octubre de 1983), dejaron récords para la historia.
Por su parte, Salamanca, con una máxima de 30,6 grados el sábado 1 de octubre, igualó su marca más alta, alcanzada el 3 de octubre de 2004.
Los Cursos de Verano de la UC lo han distinguido con el premio Augusto González Linares por su labor investigadora, Íñigo Losada Director del Instituto de Hidráulica de Cantabria. El Gran Tanque de Ingeniería Marina, inaugurado recientemente en el Parque Científico y Tecnológico, ha ocupado titulares desde su puesta en marcha y ha catapultado al Instituto de Hidráulica de Cantabria (IH) a la actualidad informativa. «Pero esta infraestructura es solo el colofón a muchos años de trabajo en la Escuela de Caminos», confirma Íñigo Losada. Al cofundador del centro, hoy considerado por la comunidad científica mundial una autoridad en el estudio del cambio climático, le ha llegado el reconocimiento desde casa. El premio Augusto González Linares de Medio Ambiente 2011, que concede cada año la organización de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, lo distingue esta edición por sus aportaciones en el ámbito de la investigación básica y aplicada en el campo del agua y la energía.
El frío que hace tiritar a Sudamérica dejó al menos 22 muertos y escenas insólitas, como la nieve en el desierto chileno de Atacama, los orangutanes del zoo de Rio cubiertos con mantas, y los estadios de Argentina -donde se disputa la Copa América de fútbol-, convertidos en neveras, informa AFP.
Paraguay, con diez muertos, es el país más afectado, seguido de Uruguay, con seis, Argentina, con tres, y Brasil, con tres. La mayoría de los muertos vivían en la calle o se intoxicaron con el monóxido de carbono de calentadores precarios.
Las regiones del desierto de Atacama -Arica, Tarapacá y Antofagasta-, ubicadas entre 2.000 y 1.000 kilómetros al norte de Santiago, fueron las más afectadas de Chile, con unas nevadas y lluvias en zonas desérticas poco preparadas. Unas 3.500 personas resultaron damnificadas. Atacama es la región más árida de toda la Tierra.
En localidades como Arica, a unos 20 kilómetros de la frontera con Perú, ha llovido 3,4 milímetros cuando lo normal es 0,4 milímetros. En Antofagasta, a 1.300 kilómetros al norte de la capital, llovió 1,2 milímetros cuando el promedio es 0,1 milímetro, pero lo preocupante, señaló el especialista, es que para hoy se prevé una precipitación pluvial de entre 10 y 15 milímetros. En esta época del año es inusual que llueva y nieve, según Torres, eso es más frecuente en la primavera.
Fuertes nevadas en Bolivia. El número de damnificados por las nevadas que azotan el suroeste de Bolivia, producidas cerca de la frontera con Chile y que son las peores en una década, ha subido a 7.000 personas, informó hoy el Gobierno, que se plantea pedir ayuda de helicópteros a países vecinos y declarar emergencia en la región. La ministra boliviana de Defensa, Cecilia Chacón, declaró hoy a periodistas que los damnificados están en el departamento de Potosí, en cuya región sur hay 6.000 damnificados, mientras que en el norte potosino son 1.000 más. En toda la zona cubierta por la nieve además están en riesgo 41.000 cabezas de ganado camélido.
El efecto beneficioso de la crisis financiera sobre las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO 2 ) ha sido escaso y ha durado apenas 12 meses. Tras el paréntesis del 2009, el año pasado se volvió a batir el récord de producción con 30,6 gigatoneladas, un 5% superior a la marca anterior, que databa del 2008, según las estimaciones presentadas ayer por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). China y la India son las grandes responsables del cambio de tendencia.
La AIE, organismo autónomo creado por la OCDE (países más industrializados del mundo), recuerda que, si se quiere evitar que la temperatura media mundial aumente dos grados con respecto a los niveles preindustriales, considerado el umbral que separa lo asumible de lo catastrófico, “la concentración en la atmósfera de CO 2 y otros gases de efecto invernadero no debería superar las 450 partes por millón ppm”. Y para que ello sea posible, prosigue la AIE, durante los próximos 10 años no se debería superar el registro anual de 32 gigatoneladas. El margen de maniobra es por tanto muy escaso.
AÚN MUY LEJOS DEL OBJETIVO “Debe actuarse con urgencia”, sintetiza Fatih Birol, economista jefe de la organización. “Las cifras muestran que el mundo aún está muy lejos de lograr el objetivo”, añadió en un comunicado la Comisaria Europea de Clima, Connie Hedegaard. “Es un dato extremadamente preocupante. Debería ser un revulsivo para la clase política”, añadió Teresa Ribera, Secretaria de Estado de Cambio Climático del Gobierno Español.
La concentración de CO 2 y gases equivalentes (metano, CFC, NO 2 y HF 6 ) se situó en 430 ppm en el 2010. En el caso del CO 2 , que representa el 75% del efecto invernadero de origen antrópico, ha pasado de 310 ppm en 1950 a unos 390 este año. La AIE advierte de que un 80% de las emisiones procedentes de la producción eléctrica que se espera para el 2020 ya están comprometidas, a la vista de las centrales que ya están en funcionamiento y las que se están construyendo. En el 2010, un 44% del CO 2 industrial procedió de la combustión del carbón, el 36% del petróleo y el 20% del gas natural.
Fatih Birol considera que “el significante incremento” de las emisiones de gases, unido al desarrollo previsto de inversiones en infraestructuras, suponen “un serio revés a las esperanzas de limitar el aumento de la temperatura a no más de 2ºC”. Birol insiste en que no se conseguirá el objetivo a menos que se tomen medidas radicales. Pese al descenso en las emisiones del 2009, la fuerte recuperación de China, la India y otras potencias emergentes han vuelto a tirar del carro, asume la AIE. Así, los países industrializados de la OCDE siguen representando un 40% del CO 2 generado en el mundo, pero solo contribuyeron en un 25% al incremento constatado en el 2010. No obstante, en términos relativos, cada ciudadano de la OCDE genera unas 10 toneladas de CO 2 anuales y en EEUU se rozan incluso las 20 t, mientras el nivel en China es de 5,8 t per cápita, en Brasil e Indonesia se sitúa en 2 t y en la India no se rebasan las 1,5 t.
En declaraciones al diario británico The Guardian, Richard Stern, prestigioso profesor de la London School of Economics, considera que, de continuar la tendencia hay un 50% de posibilidades de un aumento en las temperaturas mundiales de más de 4ºC hacia 2100. “Un calentamiento así –prosigue el economista– puede interrumpir la vida y los medios de vida de cientos de millones de personas en todo el planeta, llevando a una migración masiva y al conflicto social”.
“Esta es la verdad incómoda. Las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas seguirán sin mucha oposición internacional, ahora y en el futuro”, dijo Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (UNFCCC). La próxima semana, varios países se reunirán en Bonn como parte de los preparativos de la próxima Conferencia del Clima, que se celebrará en diciembre en Durban (Sudáfrica). “No aceptaré el argumento de que esto es imposible. Los gobiernos deben hacerlo posible para la sociedad, la economía y la ciencia”, concluyó Figueres.
Estados Unidos trata de recuperar la normalidad después del paso de un sistema de tormentas que ha causado 241 tornados en ocho estados en tres días y al menos medio centenar de muertos. “Nunca antes se habían registrado tantos tornados vinculados a una misma tormenta en tres días”, explicó el especialista Henry Margusity, del servicio privado de meteorología AccuWeather.com. En mayo de 2003, hubo 401 tornados en un lapso de siete días, pero estaban vinculados a distintos sistemas de tormentas, añadió.
Oklahoma, Arkansas, Mississippi, Alabama, Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte y Virginia, sufrieron el impacto de un sistema de tormentas que además de fuertes lluvias, produjo la formación masiva de tornados, citó Efe. A falta confirmar los datos oficiales, los meteorólogos coinciden en señalar que se trata de uno de los sistemas de tormentas primaverales más fuerte registrado hasta la fecha. Las cifras de fallecidos rondan el medio centenar, mientras los equipos de rescate siguen trabajando para eliminar los escombros que han quedado tras la caída de árboles y redes de tendido eléctrico, que han dejado sin luz a miles de personas.
El Washington Post señala que el viernes se registraron 113 tornados en seis estados. Alabama y Mississippi fueron los más golpeados: recibieron el impacto de 101 tornados. Al menos siete personas resultaron muertas en Alabama y más de una docena de condados han informado a las autoridades locales que han sufrido daños. El sábado se registraron 107 tornados en cuatro estados. De ellos, 92 tocaron en Carolina del Norte en la madrugada del sábado al domingo, y al menos 14 personas resultaron muertas y 50 gravemente heridos en el condado de Bertie.
El domingo (hasta mediodía del lunes en España) ha sido definido como “de alto riesgo”. “Estamos esperando grandes tornados violentos que se va a quedar en la superficie durante un largo periodo de tiempo”, ha dicho a CNN el meteorólogo Jacqui Jeras. Los Estados de Misisipi y Oklahoma han informado, a través de un comunicado, de que se trata de una “tormenta grave” que ha ocasionado “daños significativos”. En Estados Unidos, la temporada de tornados se extiende generalmente de marzo a principios de julio, pasando de sur a norte en el transcurso del año. Esas tormentas acaban en promedio con la vida de 70 personas al año.
El más completo y actualizado informe sobre la situación de las costas del Ártico, elaborado por un consorcio de más de 30 científicos de 10 países, ha comprobado el impacto que está produciendo el cambio climático en esta zona: la línea de costa en las regiones árticas no sólo ha aumentado su erosión, sino que retrocede medio metro al año en promedio. Un hecho que significa un cambio sustancial para los ecosistemas de la zona y la población que vive allí.
El informe “Estado de la costa ártica”, en el que participaron investigadores del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina y del Centro Helmholtz, en Geesthacht, Alemania, analizó una cuarta parte de todas las costas del Ártico (más de 100.000 kilómetros) y reveló que las regiones más afectadas son Laptev, Siberia Oriental y el Mar de Beaufort, en Alaska, donde las tasas de erosión costera llegan a más de ocho metros por año. Esta investigación es la más extensa realizada hasta ahora: las anteriores sólo habían cubierto el 0,5% del Ártico. El documento de 170 páginas está disponible en internet. Según el informe, las temperaturas del aire superficial en esta zona han alcanzado niveles récord en la última década y en 2010, el aire caliente que se extendió a través de Groenlandia y el Ártico canadiense, alcanzó su máximo registro. También el verano del año pasado (2010) se registró la medida de hielo ártico más baja de los últimos 30 años, y se estima que para la próxima década éste desaparecerá completamente durante los meses de verano. Su espesor ha ido disminuyendo por el calentamiento global y la pérdida de hielo perenne.
Hasta ahora, estas regiones habían permanecido protegidas contra la erosión de las olas por amplias zonas del hielo marino, pero la continua disminución de éste ha eliminado prácticamente esta barrera natural, poniendo en peligro estas zonas que se habían mantenido estables durante milenios. La fusión de los glaciares no sólo hará aumentar el nivel de los océanos, lo que agravará la erosión en las costas y aumentará las inundaciones de zonas litorales. Además, supondrá la extinción de los osos polares y otras especies, como focas y morsas, que usan los bloques de hielo para descansar, parir y alimentar a sus crías. También las manadas de caribúes y los lagos de agua dulce, con sus frágiles ecosistemas, están sufriendo el impacto del cambio climático.
Dos tercios de las costas del Ártico son de sustrato blando congelado (permafrost), que se derrite rápidamente liberando metano y dióxido de carbono. Precisamente son estas costas las más afectadas por la erosión y los expertos plantean que, dado que un tercio de las costas del mundo se encuentran en el permafrost ártico, la erosión costera de esta zona del planeta puede afectar a enormes regiones en el futuro, ya que las costas del Ártico son mucho más sensibles al calentamiento global que las de las latitudes medias.
Los expertos llaman a tomar medidas urgentes, dada la importancia que tienen las costas árticas no sólo por su rico y único ecosistema, sino porque son ejes importantes para la vida económica y social, tanto de quienes allí habitan como de las otras partes del globo. La creciente necesidad de recursos energéticos mundiales, así como el incremento del turismo y de las rutas marítimas, han posicionado esta zona en el mundo y profundizado el problema. Las estimaciones de que el 25% de las reservas sin explotar de gas y petróleo en el mundo están allí tiene enfrentado a más de cinco países costeros, mientras que la apertura de nuevas rutas comerciales son una pieza más del desastre que se avecina.
Según noticias de Xinhuan, las autoridades de lucha contra incendios de la provincia septentrional china de Hebei ordenaron este domingo el lanzamiento de 129 cohetes con el objetivo de provocar lluvia artificial, necesaria para apagar un incendio forestal declarado hace cinco días cerca de Qinghuangdao. El gobierno de esta ciudad informó de que los cohetes, cargados de hielo seco o yoduro de plata, fueron lanzados desde siete estaciones a primera hora de la mañana. Un funcionario del departamento meteorológico local explicó que la generación artificial de nubes ha aumentado las precipitaciones y señaló que las autoridades esperan que la lluvia ayude a los bomberos a apagar el fuego. El incendio, que se desató el martes por la tarde en los distritos de Funing y Qinglong, había afectado a más de 466,66 hectáreas de bosque hasta la tarde del miércoles. La sequía y el viento han dificultado las labores de extinción de las llamas, en las que están colaborando miles de agentes de policía, soldados y bomberos. Antes de que se lanzaran los cohetes, los bomberos apagaron las llamas en Qinglong y controlaron las que todavía ardían en Funing.
La semana pasada la revista «Nature» publicó un estudio en el que afirmaba que la amenaza de la sexta gran extinción ya está aquí, basándose en los datos del ritmo actual de destrucción de especies que, de continuar así, llevaría a nuestro planeta a perder las tres cuartas partes de las especies que hoy lo pueblan en unos cuantos siglos. España, país de mayor biodiversidad de Europa, con el 50% de la flora y fauna presente en el continente, no escapará a esta crisis. Un estudio pionero en nuestro país pone ahora cifras y nombres propios a los impactos y la vulnerabilidad que los cambios en las condiciones climáticas supondrán para las especies que viven en la Península.
El estudio, elaborado por científicos del CSIC y la Universidad de Extremadura y promovido por el Ministerio de Medio Ambiente, analiza dónde está en este momento cada una de las especies de flora y fauna y a partir de los datos climáticos y escenarios futuros que elabora la Agencia Estatal de Meteorología aporta modelos de cómo será la distribución potencial de esas especies en este siglo. Así, por ejemplo, y por citar una de las especies «bandera» de nuestra fauna, el oso pardo, del que actualmente sobreviven en España dos poblaciones —la pirenaica, ya virtualmente extinta y que se ha reforzado con osos centroeuropeos, y la cantábrica— verá cómo en el último tercio de este siglo desaparecen por completo las condiciones climáticas idóneas para su supervivencia, según el investigador del CSIC Miguel Araújo, principal autor del trabajo de fauna.
Puede decirse, como ya se apuntó en la Evaluación preliminar de los impactos en España por efecto del cambio climático, realizada en 2005, que nuestro territorio se verá afectado por un movimiento de las condiciones climáticas de Sur a Norte, de tal forma que el clima de la mitad meridional de la Península se «africaniza». Esto conlleva la consiguiente migración de especies, ya sea en latitud o en altitud. Por eso, el oso pardo lo tiene más difícil, pero, en cambio, el lince ibérico, verá cómo crece su área de distribución hacia el Norte, lo mismo que el sapo común, según Esteban Manrique, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).
Este patrón de pérdida de condiciones óptimas para albergar especies, más intenso en la mitad meridional y menos en la septentrional, también afectará a las especies forestales. Así, según explica el investigador Ángel Felicísimo, de la Universidad de Extremadura, en esa distribución futura el alcornoque podría desaparecer de Extremadura y encontrar un sitio en la Galicia continentalizada. Y es que, en general, los lugares que mantendrán unas condiciones climáticas con capacidad relativamente alta de albergar especies son algunas zonas del Norte de Castilla y León, Asturias y Cantabria, principalmente.
Lo que queda claro en este estudio es que se reducirá el territorio con clima adecuado para casi todas las especies analizadas (unas 300 especies de vertebrados, 145 especies de flora amenazada y 75 especies forestales y arbustivas). Así, el 85% de los anfibios, el 67% de los reptiles y mamíferos y el 63% de las aves, podrían ver reducida en más de un 30% la superficie de territorio con condiciones climáticas favorables a partir de 2070 con respecto al momento actual. La reducción de su hábitat óptimo afectará al 20% de las especies forestales, siendo muy preocupante la situación para el pinsapo, el abeto común, la encina, el roble albar y el alcornoque. Para las especies de flora amenazada se estima que la mitad podrían pasar a situación crítica a medio plazo.
Los modelos no consideran la capacidad adaptativa de las especies, pero aún así, no se puede dejar todo en sus manos. Se trata de «paliar los efectos», como aseguró la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera. Por eso, el estudio propone medidas de adaptación para ayudarlas en esta tarea. Entre éstas se propone la declaración de nuevas áreas protegidas, la creación de corredores ecológicos, la conservación de germoplasma y la cría en cautividad de las más amenazadas y la creación de una «lista naranja» con especies no amenazadas actualmente, pero que pudiesen llegar a estarlo en unos años.
El nivel de agua del mar Mediterráneo, está duplicando su rapidez de subida respecto al siglo XX. No es motivo para crear una alarma general a corto plazo, pero sí un aspecto a tener muy en cuenta ya que durante este siglo podrían quedar sumergidas algunas zonas del planeta, incluyendo aquellas costas españolas con cotas más bajas. El investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Manuel Vargas Yáñez, presentó ayer en Málaga el estudio Cambio climático en el Mediterráneo español, un trabajo que completa y actualiza el informe hecho público hace tres años sobre esta misma materia tras realizar nuevas mediciones.
La proyección mínima prevista para los próximos 90 años es de 35 centímetros, dado que se ha acelerado la velocidad de subida desde 1,5 milímetros al año de mediados del siglo XX hasta los 3,5 mm actuales. Sin embargo, conjeturó Vargas, esos 35 cm podrían convertirse en 60 ó 70 cm, «lo que depende de muchos factores; las emisiones de gases efecto invernadero, por ejemplo, no se han reducido y el ritmo de calentamiento se acelera». Por tanto, si se alcanzan los 90 cm –lo que ocurriría en todo el Mediterráneo–, «supondría una desaparición de costa tremenda», afectando a zonas «densamente pobladas». «Para millones de personas sería un problema», aclara Vargas, que acudió ayer a la Subdelegación del Gobierno de Málaga para presentar la obra junto a otros investigadores, entre ellos el director del Centro Oceanográfico local, Jorge Baro.
La publicación recoge los datos climáticos de 1943 a 2008 a través de un sistema de observación marino único en España y su principal conclusión es que el Mediterráneo se está calentando. También ha crecido su salinidad, lo que dificulta la vida. En ello incide de forma directa la mano del hombre con la creación de presas, por ejemplo, o con la emisión de gases. Además de la acción humana, los cambios se deben a fenómenos naturales normales, como el que propició que el nivel del mar en Málaga creciera casi 11 mm al año desde 1990 a 2005.
Todo ello se debió a las oscilaciones de la presión atmosférica. Ahora, ese número se ha reducido hasta los 4 ó 5 mm anuales. Al medir series más largas de años, la Costa del Sol se muestra acorde con el crecimiento de todo el Mediterráneo. «Aún no se dispone de información biológica suficiente como para saber si el cambio climático afectará decisivamente en los ecosistemas mediterráneos y en las especies animales que los habitan», indicó el investigador. Eso se está estudiando ya. El aumento del nivel del mar «sí es peligroso»; se va a perder costa, de forma que los desastres naturales tendrán efectos más devastadores sobre un nivel «que está crecido».
La Tierra tiene memoria: «Aún en el caso de que los humanos emitan menos CO 2 la atmósfera durante este siglo, los países emergentes reduzcan sus emisiones, y la quema de combustibles fósiles baje y se promuevan las economías verdes, a corto plazo, las temperaturas seguirán ascendiendo», reflexionó el responsable del libro, que alcanza así su segunda edición. En la capa superficial del océano, la temperatura ha crecido 0,8º a lo largo del siglo XX, y 0,1º en alta mar. «Vamos a un ritmo de ascenso de casi 1º por siglo, pero no se puede extrapolar para el XXI, porque depende de lo que hagan los seres humanos y no sólo responde a las leyes de la naturaleza. El clima de la Tierra tiene una cierta inercia. Aunque ahora mismo descendiéramos las emisiones de gases de efecto invernadero a los niveles de los años 90, durante los próximos 30 años el incremento de temperaturas y el del nivel del mar seguirían al mismo ritmo que si no se hiciera nada», concluyó Manuel Vargas
Una nueva investigación muestra que la sequía de 2010 en la Amazonia podría haber sido aún más devastadora para las selvas tropicales de la región que la inusual sequía de 2005. El análisis de las precipitaciones en 5.3 millones de kilómetros cuadrados de la Amazonia durante la estación seca de 2010, publicado en la revista Science, muestra que la sequía fue más generalizada y grave que en 2005. El equipo británico-brasileño también calcula que el impacto del carbono de la sequía de 2010 puede llegar a superar los 5000 millones de toneladas de CO 2 liberado después de los sucesos de 2005, pues las sequías severas secaron árboles de la selva. Para comparar, los Estados Unidos emitió 5400 millones de toneladas de CO 2 procedente de combustibles fósiles en 2009.
Los autores sugieren que si las sequías extremas como éstas se hacen más frecuentes, los días de la selva amazónica actuando como un amortiguador natural para las emisiones de carbono de origen humano pueden estar contados. El autor principal, el Dr. Simón Lewis, de la Universidad de Leeds, declaró: “Tener dos eventos de esta magnitud en rápida sucesión, es extremadamente inusual, pero lamentablemente consistentes con los modelos climáticos que proyectan un futuro sombrío para la Amazonia.” La selva amazónica cubre un área de aproximadamente 25 veces el tamaño del Reino Unido. Los científicos de la Universidad de Leeds, habían demostrado previamente que, en un año normal, los bosques intactos absorben aproximadamente 1.500 millones de toneladas de CO 2 . Esto ha balanceado las emisiones de la deforestación, la tala y los incendios en el Amazonas y ha ayudado a frenar el cambio climático en las últimas décadas.
En 2005, la región fue golpeada por una sequía poco común en la que murieron los árboles en la selva. El seguimiento sobre el terreno demostró que estos bosques dejaron de absorber CO 2 de la atmósfera, y que los árboles muertos podridos lanzaron emisiones de CO 2 a la atmósfera. La sequía inusual, que afecta al sur-oeste de la Amazonia, fue descrito por los científicos en su momento como “un suceso en 100 años” , pero sólo cinco años después la región ha sido azotada por una extrema sequía similar que causó el Río Negro afluente del río Amazonas cayera a su nivel histórico más bajo.
La nueva investigación, co-dirigida por el doctor Lewis y el científico brasileño Dr. Paulo Brando, utilizó la relación conocida entre la intensidad de la sequía en 2005 y de árboles muertos para estimar el impacto de la sequía de 2010. Predicen que los bosques del Amazonas no absorberán sus habituales 1.500 millones de toneladas de CO 2 de la atmósfera en 2010 y 2011, y que otros 5.000 millones de toneladas de CO 2 será lanzadas a la atmósfera en los próximos años una vez que los árboles que han muerto por la nueva sequía se pudran.
EL Dr. Brando, del Amazon del Brasil Instituto de Investigación Ambiental (IPAM), dijo: “No vamos a saber exactamente cuántos árboles murieron hasta que podamos completar las medidas forestales sobre el terreno. “Podría ser que muchos de los árboles susceptibles de morir por la sequía ya fueron exterminados en 2005, lo que reduciría el número de muertos el año pasado. Por otra parte, la primera sequía podría haber debilitado un gran número de árboles aumentando el número de muertes en el 2010 estación seca. “Nuestros resultados deben considerarse como una estimación inicial. Las estimaciones de las emisiones no incluyen los de los incendios forestales, que se extendieron por amplias zonas de la Amazonía durante los años cálidos y secos. Estos incendios liberan grandes cantidades de carbono a la atmósfera.”
Algunos modelos climáticos globales indican que sequías del Amazonas como estas se harán más frecuentes en el futuro como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Dr. Lewis agregó: “Dos sequías inusuales y extremas que ocurridas en una década, en gran medida pueden compensar el carbono absorbido por los bosques de la Amazonia intacta durante ese tiempo Si sucesos como este ocurren con más frecuencia, la selva del Amazonas podría llegar a un punto en el que pasa de ser un valioso sumidero de carbono para frenar el cambio climático, a convertirse en una fuente importante de gases de efecto invernadero que podía acelerarlo. “La incertidumbre sigue siendo considerable sobre los impactos del cambio climático en la Amazonía. Esta nueva investigación agrega evidencias que sugieren que las graves sequías serán más frecuentes que derivaran en importantes consecuencias para los bosques amazónicos. “Si las emisiones de gases de efecto invernadero contribuyen a la sequía en los bosques del Amazonas, que causa a su vez a la liberación de carbono, este bucle de retroalimentación sería muy preocupante. Dicho más claramente, la trayectoria de las emisiones actuales están jugando a la ruleta rusa con la mayor selva tropical del mundo.”
El estudio fue una colaboración entre las Universidades de Leeds, Sheffield y el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) de Brasil. El trabajo fue financiado por la Royal Society, Gordon y Betty Moore Foundation y la National Science Foundation de EE.UU.
Un tercio de Estados Unidos se encuentra bajo alerta por una “súper tormenta” de nieve y hielo que ya ha cancelado más de 10.000 vuelos y se dirige hacia el medio oeste, donde Chicago será una de las principales ciudades afectadas. El sitio web FlightAware.com informó de que el mal tiempo provocó la cancelación este miércoles de 6.500 vuelos y llevó a la suspensión de otros 3.600 previstos para mañana como medida de precaución.
El Servicio Nacional de Meteorología ha descrito la tormenta, que se mueve entre la frontera de EEUU y Canadá, como con “potenciales riesgos para la vida” para aquellas personas que no se encuentren a resguardo cuando se produzca el descenso de temperaturas. Chicago, tradicionalmente una de las ciudades más castigadas en el invierno por los fuertes vientos, se prepara para la mayor tormenta desde 1999, con vientos polares de casi 100 km por hora, nevadas de 60 cm y capas de hielo de 3 cm de grosor. El aeropuerto O'Hare de Chicago ha cancelado hoy más de 4.400 vuelos, en previsión de la “tormenta monstruosa”, como ya la han bautizado los medios de comunicación de Estados Unidos. De acuerdo a los pronósticos, la mayor intensidad se producirá entre la tarde de hoy y la mañana del miércoles, especialmente en la zona de los Grandes Lagos, entre EEUU y Canadá, donde se esperan olas de casi 10 metros que podrían originar inundaciones. “Esta tormenta pondrá a prueba los recursos de la ciudad y la paciencia de los ciudadanos”, dijo Jose Santiago, jefe de la Oficina para Gestión de Emergencias de Chicago. La agencia federal ha alertado de que en la zona de los Grandes Lagos, que toca los estados de Minesota, Wisconsin, Michigan, Illinois, Indiana, Ohio, Pensilvania y Nueva York, “las nevadas serán tan intensas que los servicios de emergencia no podrán mantener despejadas ni siquiera las carreteras principales y las autopistas”. “No viajen. Permanezcan dentro de sus casas. Los fuertes vientos y la ventisca de nieve convertirán el viaje en algo casi imposible. Esta es una tormenta muy peligrosa”, alertó el Servicio Nacional de Meteorología.
Según la Agencia Estatal, la “súper tormenta” cubrirá un tercio del territorio estadounidense, desde Nuevo México, en la frontera mexicana, hasta Vermont, en la frontera canadiense, y se desplazará a lo largo de la semana hacia el nordeste del país.
El presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió hoy con la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y Craig Fugate, administrador de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) para supervisar la situación de los equipos de emergencia. Tras el encuentro, Obama remarcó “la necesidad de estar preparados para todo tipo de escenarios”, entre los que incluyó la posibilidad de “importantes cortes de electricidad”. Los meteorólogos esperan que la “súper tormenta” sea “una de las peores” de la temporada invernal, que este año ha sido especialmente fría y donde se ha superado récords de nevadas en varios estados de Nueva Inglaterra.
Los aeropuertos de Dallas y Oklahoma City permanecen cerrados durante el día de hoy debido a los fuertes vientos y la capa de hielo que cubre las pistas, y los estados de Oklahoma, Illinois, Kansas y Misuri han decretado el estado de emergencia.
“La gente debe reforzar las ventanas y esperar en casa. El sitio donde es más que probable resultar herido es fuera, en la carretera”, afirmó Jay Nixon, gobernador de Misuri. Más de un millar de efectivos de la Guardia Nacional se han desplegado en Oklahoma y Misuri, donde se han cerrado las escuelas, para hacer frente a los problemas derivados por las nevadas y las tormentas de hielo. Por si fuera poco, el Servicio Meteorológico Nacional ha señalado que se prevé que se originen tormentas eléctricas en el sur del país, lo que eleva notablemente el potencial para que se generen tornados en Texas, Arkansas, Luisiana, Misisipi, Tennessee y Alabama. Los expertos advierten de que las tormentas amenazan con causar estragos en estados agrícolas como Oklahoma, Kansas y Misuri y adelantan que podrían provocar la muerte de animales, que podrían fallecer ante la combinación de hipotermia y deshidratación.
Vamos a hacer un repaso de los principales fenómenos climáticos que han tenido lugar en el año 2010, aportando datos procedentes de redes de estaciones meteorológicas y climáticas de superficie, buques y boyas, así como de satélites. Los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) de los 189 países Miembros de la OMM recogen y distribuyen permanentemente esos datos, para lo que cuentan con la colaboración de varias instituciones de investigación. Esos datos se incorporan continuamente a tres centros mundiales principales de datos climáticos y análisis del clima que crean y mantienen conjuntos de datos climáticos mundiales homogéneos basados en métodos verificados por homólogos.
El monzón de verano causa lluvias extremas en algunas regiones de Asia.
En Pakistán se produjeron las peores inundaciones de su historia como consecuencia de unas lluvias monzónicas excepcionalmente intensas. Las principales causantes de las inundaciones fueron las lluvias caídas del 26 al 29 de julio ya que en esos cuatro días las precipitaciones superaron los 300 mm en una vasta zona alrededor de Peshawar, al norte del país. Al sur se produjeron de nuevo lluvias intensas del 2 al 8 de agosto, que agravaron las inundaciones. Más de 1 500 personas perdieron la vida y más de 20 millones de personas resultaron desplazadas al quedar inundadas grandes extensiones de las tierras agrícolas del país. Las Naciones Unidas consideraron que las inundaciones habían provocado la mayor crisis humanitaria de la historia reciente. Las precipitaciones totales caídas durante la estación del monzón en Pakistán fueron las cuartas más elevadas de las que se tienen datos y las más abundantes desde 1994.
Las lluvias estivales también fueron muy superiores a las normales al oeste de India y en China se dieron las peores inundaciones monzónicas desde 1998, que afectaron seriamente al sureste y a algunas zonas del noreste de China. Las inundaciones se extendieron también a la península de Corea. Algunas provocaron un alto número de víctimas en China, donde se perdieron más de 1 400 vidas en la provincia de Gansu, bien causadas directamente por las inundaciones, bien a causa de desprendimientos de tierras. Sin embargo, durante la estación del monzón las precipitaciones medias en India superaron las precipitaciones normales solo en un 2% y fueron muy inferiores a las normales en el noreste de India y Bangladesh, donde se dio la estación del monzón más seca del país desde 1994.
Olas de calor extremas en verano en Rusia y en otras regiones.
En el verano del hemisferio norte se produjeron olas de calor excepcionales en varias zonas de Eurasia. El calor más extremo se dio en el oeste de Rusia y duró desde principios de julio a mediados de agosto, aunque las temperaturas eran ya superiores a lo normal desde el mes de mayo. En Moscú las temperaturas medias de julio superaron en 7,6 °C a las normales, por lo que ese mes se convirtió en el más cálido jamás registrado en la ciudad por más de 2 °C y tales anomalías se mantuvieron hasta que las temperaturas bajaron en los últimos diez días de agosto. El 29 de julio se alcanzó una nueva temperatura máxima, de 38,2 °C, y durante 33 días consecutivos las temperaturas fueron de 30 °C o superiores (mientras que, comparativamente, en el verano de 2009 no hubo ningún día con temperaturas superiores a los 30 °C). Ese calor extremo del verano causó alrededor de 11 000 víctimas tan solo en Moscú5. En el centro de la Rusia europea las temperaturas medias superaron en más de 5 °C a las normales durante el verano. El calor trajo consigo destructivos incendios forestales y sequías graves, especialmente en la región del Volga, provocaron malas cosechas generalizadas. Los países vecinos también se vieron afectados y se registraron temperaturas máximas extremas en Finlandia, Ucrania y Belarús, y se alcanzó un número récord de noches extremadamente cálidas en zonas del sureste de Europa, entre ellas Serbia.
El verano también fue extremadamente caluroso en muchas otras zonas de Eurasia y el norte de África. En el extremo oriental de Rusia las temperaturas estuvieron muy por encima de las normales y en la parte occidental del país también se dio un calor extremo, por lo que el verano acabó siendo el más cálido jamás registrado en toda Rusia. Tal fue el caso de Japón y China. En el sur de Asia a principios de año se produjo un calor excepcional antes del monzón, llegándose a alcanzar 53,5 °C en MohenjoDaro (Pakistán) el 26 de mayo, lo que constituyó un récord de temperatura nacional y un récord para Asia, al ser la temperatura más elevada registrada desde, por lo menos, 1942. Un calor extremo afectó al norte de África y de la península Arábiga en varias ocasiones durante el verano, alcanzándose temperaturas de 52,0 °C en Jeddah (Arabia Saudita), de 50,4 °C en Doha (Qatar) y de 47,7 °C en Taroudant (Marruecos).
Condiciones climáticas anormales en el invierno de muchas zonas del hemisferio norte.
Durante el invierno del hemisferio norte de 2009/2010 en las latitudes medias el flujo del oeste fue inusualmente débil, lo que trajo consigo numerosas y acusadas anomalías climáticas en varias zonas de ese hemisferio. En particular, fue un invierno bastante crudo en casi toda Europa (excepto en la región del Mediterráneo), la parte asiática de Rusia (excepto en el extremo oriental) y Mongolia. Las anomalías térmicas máximas durante el invierno (por debajo de ?4 °C) se dieron en el centro de Rusia pero, desde una perspectiva histórica, las condiciones meteorológicas más inusuales se dieron en la periferia occidental de Europa, y tanto en Irlanda como en Escocia se dio el invierno más frío desde el de 1962/1963. En muchas otras partes del centro y el norte de Europa tuvo lugar también el invierno más frío desde los de 1978/1979, 1986/1987 o 1995/1996, aunque en general las temperaturas no fueron excepcionales si se consideran en un contexto histórico a largo plazo. La falta de los vientos del oeste habituales del invierno también provocó condiciones meteorológicas secas en zonas costeras donde suele haber abundantes precipitaciones, llegando a registrarse el invierno más seco en la historia de Noruega occidental (con unas temperaturas medias inferiores en un 72% a lo normal). Si bien durante prácticamente todo el invierno no soplaron vientos fuertes del oeste, una violenta tormenta (Xynthia) cruzó el noroeste de Europa a finales de febrero, lo que provocó daños generalizados a causa de los vientos y las mareas de tempestad, especialmente en Francia, donde la velocidad del viento superó los 150 km/h en la costa occidental. Más al sur de Europa, el invierno fue muy húmedo y las precipitaciones duplicaron con creces las normales en España, Portugal, Italia y el sureste de Europa.
En el norte de África el invierno fue caluroso. Las temperaturas medias en febrero superaron en 3,7 °C las medias a largo plazo del Sahara y la península Arábiga, tratándose de la mayor anomalía mensual de la que se tengan datos. A finales de febrero las temperaturas alcanzaron entre 30 y 36 °C en el norte de Argelia, a saber, la mayor anomalía positiva para un mes de febrero que se haya registrado desde 1980. Las temperaturas del invierno también estuvieron por encima de lo normal en Turquía y Oriente Medio.
En América del Norte el gradiente norte-sur de la temperatura fue mucho más débil de lo normal. Canadá registró el invierno más cálido de su historia, alcanzando una anomalía positiva de 4,0 °C con respecto a la media a largo plazo en todo el país e, incluso, de 6 °C o más en algunas zonas del norte del país. Se registró también la primavera más cálida, llegando a superarse la media a largo plazo en 4,1 °C). Las anomalías positivas se extendieron hacia el este, hasta el Ártico, llegando hasta Groenlandia y Spitsbergen. En Canadá se registró también el invierno más seco, siendo especialmente inusuales las condiciones meteorológicas secas en la Columbia Británica. A todo ello se sumaron temperaturas excepcionalmente elevadas, lo que provocó escasez de nieve para algunos de los acontecimientos de los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver. Al contrario que en Canadá, en la mayor parte del territorio continental de Estados Unidos (excepto en el extremo noroccidental y nororiental) hizo más frío de lo normal. En todo el país fue el invierno más frío desde el de 1984/1985, y en la mayoría de las regiones del sur, desde Texas hacia el este, el invierno fue uno de los diez más fríos jamás registrados. El frío llegó acompañado de un manto de nieve inusualmente extenso y de nevadas estacionales muy intensas en algunas ciudades del este del país, como en Washington D.C., donde se alcanzó un nivel récord.
Fuertes lluvias e inundaciones.
En 2010 cayeron fuertes lluvias en amplias zonas de Indonesia y Australia al producirse un episodio de La Niña, y las lluvias fueron particularmente inusuales a partir del mes de mayo (normalmente la época más seca del año). En Indonesia las precipitaciones mensuales fueron por lo menos el doble de las normales de junio a octubre en la mayor parte de Java, en las islas al este de Java y al sur de Célebes. El período de mayo a octubre fue el más húmedo jamás registrado en el norte de Australia, con unas precipitaciones superiores en un 152% a las normales, mientras que más al sur cayeron lluvias más abundantes de lo normal, que contribuyeron a aliviar la sequía prolongada en algunas zonas del sureste del país. La primavera fue especialmente húmeda y, a nivel nacional, resultó ser la primavera más húmeda jamás registrada.
Si bien las lluvias estacionales no fueron superiores a las normales con la misma persistencia, más al norte, en el sureste de Asia, tanto en Tailandia como en Viet Nam hubo importantes crecidas en octubre, que provocaron cuantiosas pérdidas de vidas humanas y daños económicos.
Muchas otras partes del mundo se vieron afectadas por inundaciones de importancia considerable durante 2010. En el Sahel de África occidental la estación del monzón fue especialmente activa durante el verano y causó inundaciones ocasionales, siendo Benin y Níger los países más gravemente afectados. En Benin la actividad del monzón provocó las peores crecidas registradas hasta el momento en cuanto a sus consecuencias pues causaron pérdidas importantes en el sector de la agricultura y perturbaciones graves de los servicios públicos (quedando interrumpido, por ejemplo, el acceso a los centros de salud) aunque, en general, las precipitaciones no batieron ningún récord de volumen.
En mayo se produjeron graves inundaciones en el centro de Europa, particularmente en el este de Alemania, en Polonia y en Eslovaquia; a finales de junio se produjeron inundaciones en Rumania, Ucrania y Moldova y, más adelante, en Alemania se registró el mes de agosto más húmedo hasta la fecha. En Bursa (Turquía) fue el período de enero a octubre más húmedo registrado hasta el presente (1 152 mm, o sea un porcentaje superior en 132% a lo normal), mientras que la media de las precipitaciones en Rumania para el período de enero a octubre fue superior en un 34% a lo normal y en el norte de Bohemia (República Checa) el volumen de las precipitaciones en 2010 fue el mayor desde 1981.
En América del Sur, en Colombia se dieron las peores inundaciones de noviembre en más de 30 años. Crecidas repentinas más localizadas causaron graves daños y pérdidas de vidas humanas en otros muchos lugares, como en Río de Janeiro (Brasil) en abril, en Madeira (Portugal) en febrero, en Arkansas (Estados Unidos) en junio, y en el sur de Francia, también en junio.
Sequía en el Amazonas y en otras partes
Algunas zonas de la cuenca del Amazonas se vieron gravemente afectadas por la sequía durante la última parte de 2010. Los meses de julio a septiembre fueron tan inusualmente secos en el noroeste de Brasil que provocaron que en muchas partes de la cuenca hidrológica del Amazonas el caudal se redujera enormemente y que el Río Negro, el mayor afluente del Amazonas, descendiera a un nivel jamás registrado. En los meses anteriores, Guyana y las islas orientales del Caribe se vieron gravemente afectadas por la sequía con un nivel de precipitación durante el período de octubre de 2009 a marzo de 2010 que lo sitúan entre el 10 por ciento de los más secos registrados.
En Asia, ciertas zonas del suroeste de China sufrieron una grave sequía a finales de 2009 y principios de 2010. En las provincias de Yunnan y Guizhou se registraron los niveles más bajos de precipitación durante el período de septiembre de 2009 a mediados de marzo de 2010 con unos totales para la mayor parte del área muy por debajo del 30 al 80 por ciento por debajo de lo normal. Esta sequía también trajo consigo temperaturas por encima de lo normal y provocó numerosos incendios forestales. Gracias a las lluvias caídas durante el verano las condiciones mejoraron. Pakistán también sufrió condiciones de sequía a principios de 2010 antes de que comenzara la estación de los monzones. Las lluvias del verano también evitaron la sequía que comenzaba a sentirse en ciertas partes de Europa occidental, como el Reino Unido que entre enero y junio registró su período más seco desde 1929.
Otras regiones del sur de Asia, como el noreste de India, Bangladesh y partes de Tailandia y Viet Nam experimentaron condiciones relativamente secas durante la principal estación monzónica, pese a que en octubre Tailandia y Viet Nam sufrieron varias crecidas. Aunque se registraron lluvias por encima de lo normal en muchas partes de Australia, lo que suavizó la sequía que venía sufriendo el país desde hacía tiempo, el suroeste fue una clara excepción, ya que entre enero y octubre de 2010 sufrió el período más seco jamás registrado.
El Niño, La Niña y otros condicionantes climáticos a gran escala.
A principios de 2010 en el océano Pacífico se podían observar claramente unas condiciones de El Niño que desaparecieron rápidamente. En esos meses se produjo una rápida transición y para agosto ya se podían observar unas condiciones características de La Niña. En lo que respecta a algunas mediciones, el episodio de La Niña de finales de 2010 es el más claro desde, por lo menos, mediados del decenio de 1970. La respuesta atmosférica ha sido especialmente fuerte, alcanzando el índice de Oscilación Austral su valor mensual más alto desde septiembre de 1973. Esta transición de El Niño a La Niña es similar a la que se produjo en 1998, otro año muy calido, aunque en 2010 los efectos de El Niño fueron más débiles mientras que los de La Niña fueron más fuertes que en 1998.
En la región oriental del océano Índico también se registraron temperaturas considerablemente más cálidas de lo normal durante la segunda mitad de 2010 (Dipolo del Océano Índico negativo), en contraste con el anterior episodio de La Niña de 2007/2008 en que fueron por lo general más frías de lo normal. La oscilación ártica y la oscilación del Atlántico Norte se situaron en una fase negativa durante la mayor parte del año, y de forma excepcional durante el invierno 2009/2010 del hemisferio norte, cuando de acuerdo con la mayoría de indicadores se registraron las oscilaciones ártica y del Atlántico Norte más negativas de la estación. Por su parte, la oscilación antártica (conocida también como Modo Anular del Sur) estuvo en modo positivo durante la mayor parte del año, alcanzando en julio y agosto sus valores mensuales más altos desde 1989.
Actividad ciclónica tropical muy por debajo de lo normal, excepto en el Atlántico norte
La actividad de los ciclones tropicales a escala mundial fue muy inferior a lo normal en 2010, excepto en el norte del Atlántico. Hasta el 30 de noviembre se habían observado 65 ciclones tropicales, de los que 35 alcanzaron una intensidad de huracán/tifón. Ambas cifras son muy inferiores a los promedios a largo plazo de 85 y 44, respectivamente, siendo probable que la cifra total sea al final la más baja desde, por lo menos, 1979.
La actividad de los ciclones tropicales fue especialmente escasa en el norte del océano Pacífico. Solo se produjeron 7 ciclones en el noreste del Pacífico y 14 en el noroeste (los promedios a largo plazo son 17 y 26, respectivamente). Los totales del noreste y el noroeste del Pacífico fueron los más bajos registrados para los meses de enero a noviembre. En cambio, la temporada en el norte del Atlántico fue muy activa, registrándose 19 tormentas con nombre y 12 huracanes, lo que es igual al segundo registro más alto detrás del récord de 15 huracanes establecido en 2005 (los promedios a largo plazo son 10 y 5, respectivamente).
El ciclón tropical más intenso del año, el supertifón Megi, atravesó el norte de Filipinas en octubre tras alcanzar unos niveles de presión central mínimos de 885 hPa, siendo el ciclón tropical más potente del mundo desde 2005 y el más potente del noroeste del Pacifico desde 1984. Aunque Megi provocó daños incalculables en las infraestructuras y la agricultura del norte de Filipinas, Taiwán y la provincia china de Fujian, no causó muchas víctimas mortales. La tormenta Tomás (norte del Atlántico, noviembre) alcanzó una intensidad de categoría 2, pero las lluvias que trajo consigo contribuyeron a propagar una epidemia de cólera en Haití.
Regiones polares: tercer año consecutivo de reducción del hielo durante el verano en el Ártico.
En 2010 la extensión del hielo marino en el Ártico fue de nuevo inferior a lo normal. El 19 de septiembre la extensión de hielo marino comprendía únicamente un área de 4,60 millones de kilómetros cuadrados, es decir, la tercera extensión más reducida desde que se obtienen registros por satélite después de las de 2007 y 2008, y más de 2 millones de kilómetros cuadrados por debajo de la media a largo plazo. La congelación de la cubierta de hielo durante el otoño de 2010 fue anormalmente lenta, siendo a partir del 28 de noviembre la más baja de las registradas para la época del año. En el sector canadiense sería la más baja de todas las registradas. Esta situación encajaba con las temperaturas por encima de lo normal que se registraron en la mayor parte del Ártico, donde muchas estaciones de Groenlandia, así como en la región canadiense del Ártico y Groenlandia en general, vivieron su año más cálido jamás registrado con unas temperaturas medias anuales de 3 a 4 °C por encima de lo normal.
En cambio, la extensión del hielo marino en la Antártida fue en general superior a lo normal en 2010, registrándose en febrero el promedio mensual más bajo con 3,16 millones de kilómetros cuadrados, 0,22 millones de kilómetros cuadrados por encima de la media a largo plazo. Las temperaturas medias en la región de la Antártida fueron también ligeramente superiores a lo normal.
El 2010 igualó al 2005 como el año más cálido desde 1880, cuando empezaron las mediciones sistemáticas de la temperatura terrestre con medios científicos, según muestran los registros hechos públicos por el Instituto Goddard de la NASA (GISS) y la Administración de la Atmósfera y los Océanos de Estados Unidos (NCDC-NOAA).
Concretamente, el 2010 concluyó con una desviación de 0,63 y 0,62 grados, respectivamente, con respecto a la media del periodo usado como referencia (1951-1980). La desviación en el 2005 fue de 0,61 grados, lo que supone una centésima menos que ahora, aunque el GISS asume que la diferencia es menor que el margen de error estadístico. Total, un empate. “Si continúa la tendencia al calentamiento, como se espera si no se limitan los gases de efecto invernadero, el récord no se mantendrá por mucho tiempo”, aventura James Hansen, director del GISS.
La marca, además, se ha alcanzado pese a la presencia en el Pacífico tropical del fenómeno La Niña , que va asociado a un enfriamiento de las aguas oceánicas. Las temperaturas han sido mucho más anormales en el hemisferio norte, donde es sin discusión el año más cálido desde 1880, que en el hemisferio sur, donde el 2010 ocupa un discreto sexto puesto entre los más cálidos, según la NOAA. Las temperaturas del aire en superficie sobre las zonas terrestres estuvieron por encima de las normales en casi todo el mundo. Las anomalías positivas más extremas ocurrieron en dos regiones principales: la primera abarca gran parte de Canadá y Groenlandia, con temperaturas medias anuales superiores en 3 °C o más a las normales en algunas zonas de Groenlandia occidental y de las regiones ártica y subártica del este de Canadá. La segunda abarca casi toda la mitad norte de África y casi toda Asia meridional, extendiéndose por el este hasta la mitad occidental de China, con unas temperaturas anuales superiores en 1 a 3 °C a las normales en la mayor parte de la región. En muchas partes de ambas regiones se dio el año más cálido jamás registrado, como fue el caso en vastas zonas de África septentrional, la península Arábiga y el suroeste de Asia (donde Turquía y Túnez registraron su año más cálido), así como en gran parte del Ártico canadiense y de la zona costera de Groenlandia. Es muy probable que en cuatro de las cinco subregiones4 que se encuentran total o parcialmente en África (África occidental y meridional, Sahara/península Arábiga y la región del Mediterráneo) se dé el año más cálido jamás registrado, así como en Asia meridional y central, y en Groenlandia y el Ártico canadiense. Las temperaturas medias en Canadá también han sido las más altas jamás registradas.
En 2010 solo en un número reducido de zonas terrestres se dieron temperaturas inferiores a las normales, siendo los casos más destacados los de algunas zonas del oeste y el centro de Siberia en Rusia, zonas del este de América del Sur, el interior de Australia, zonas del norte y el oeste de Europa, el este de China y el sureste de Estados Unidos de América. Fue el año más frío desde 1996 en el norte de Europa y desde 1998 en el norte de Asia, debido principalmente a unas temperaturas invernales inferiores a las normales. Asimismo, es probable que en varios países del norte de Europa se dé el año más frío desde 1996, entre ellos Reino Unido, Alemania, Francia y Noruega.
Las temperaturas de la superficie del mar fueron inferiores a lo normal en casi toda la mitad oriental del océano Pacífico debido a un episodio de La Niña que se formó durante el año, pero fueron muy superiores a lo normal en casi todo el océano Índico y el Atlántico. Las temperaturas en el norte del Atlántico tropical fueron especialmente cálidas y llegaron a alcanzar niveles récord en la mayor parte de la zona situada al este de la longitud 55°W.
34 años con temperaturas por encima de la media.
La NOAA informó también de que el 2010 fue el 34º año consecutivo en el que las temperaturas globales se situaron por encima de la media del siglo XX. Según su análisis, las temperaturas han ido aumentando a un ritmo de 0,2 grados por década desde finales de los años 70.
EL GISS considera incluso que el duro invierno que sufre Europa, el más frío de las últimas décadas, podría ser también un resultado del calentamiento global y del retroceso de los hielos marinos en el Ártico. Ha habido un cambio de patrones: en la vertiente occidental del Atlántico (Canadá y Groenlandia), las temperaturas medias fueron en diciembre hasta 10 grados superiores a la media.
También el año más lluvioso en más de un siglo.
Finalmente, el 2010 ha sido también el año más húmedo de la historia en términos de precipitación media mundial, según la NOAA, un resultado lógico si se tiene en cuenta que las temperaturas más elevadas tienden a acelerar el ciclo de la lluvia y la evaporación.
El glaciar Touming Mengke, uno de los más bellos de China y situado en la provincia noroccidental de Gansu, se está derritiendo por efecto del cambio climático, informó hoy el diario “China Daily”.
El Touming Mengke es el mayor valle glaciar de la cordillera de Qilian, en Sunan, pero debido al calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero está sufriendo una reducción de seis metros cada año.
En las últimas cinco décadas el Touming Mengke, de 10,1 kilómetros de largo y que cubre una superficie de 21,9 kilómetros cuadrados, se ha visto reducido en 300 metros.
Su altura máxima es de 5.483 metros sobre el nivel del mar, y la más baja es de 4.260 metros, y se encuentra ubicado en el valle Laohu, en la ladera norte de la montaña Daxue, en el distrito de Subei.
Su nombre, de origen mongol, significa “alto” y “vasto”.
Al igual que el Touming Mengke, el resto de glaciares de China está sufriendo también las consecuencias del calentamiento global, lo que pone en peligro las reservas de agua del planeta.
El glaciar de Gansu está considerado uno de los seis más bellos de China, junto con el Rongbuk y el Midui, en la región del Tíbet, el Tomur y el Telamukanli, en la vecina Xinjiang, y el Hailuogu, en Sichuan.
La abundancia de fitoplancton o plancton vegetal, el primer elemento de la cadena alimentaria en los océanos, disminuyó de manera acusada a lo largo del pasado siglo, según confirma un completo estudio elaborado por la Universidad de Dalhousie, en Halifax (Canadá).
El estudio, que ha publicado la revista Nature, estima que la reducción fue de aproximadamente un 1% anual desde 1900, aunque con una tendencia superior a partir de 1950, previsiblemente por efecto del cambio climático y las mayores temperaturas superficiales de las aguas oceánicas, dicen los autores.
Amenaza para la cadena alimentaria de los mares
El fitoplancton, formado por organismos microscópicos que viven suspendidos en el agua, es la base de la alimentación tanto del zooplancton como de mamíferos de gran tamaño (cetáceos), numerosas aves marinas y la mayoría de los peces. “Son el combustible del ecosistema marino. Su disminución afecta a toda la cadena trófica y a los seres humanos”, escriben Daniel Boyce, Marlon Lewis y Boris Worm, los tres principales autores de la investigación.
La tendencia es especialmente intensa en las regiones tropicales y en las más polares, sobre todo en el Pacífico, mientras que el sur del Índico se comporta de forma sorprendente en sentido contrario, subraya el estudio.
El equipo de la Universidad Dalhousie ha combinado los datos históricos tomados por buques oceanográficos desde 1899, así como los más modernos suministrados por satélites, desde 1979. La base de datos totaliza más de medio millón de análisis de fitoplancton.
Los científicos han encontrado una correlación entre la disminución del fitoplancton y el aumento de las temperaturas superficiales del mar. El descenso se acelera a partir de 1950, con un retroceso acumulado del 40% desde entonces.
Pequeños organismos
El fitoplancton está constituido especialmente por cianobacterias, diatomeas y otros organismos fotosintéticos. “El fitoplancton desempeña un papel fundamental en el ecosistema del planeta. Produce el 50% del oxígeno que respiramos, reduce el dióxido de carbono y es importante para la industria pesquera. Un mar con menos fitoplancton funciona de manera diferente”, prosigue Worm.
El aumento de la temperatura del agua se correlaciona con un menor crecimiento del fitoplancton. Las algas microscópicas necesitan luz y alimento para crecer, efectivamente, pero cuanto más se calienta el agua, más se reduce la cantidad de alimentos que logran alcanzar la superficie. Fenómenos como El Niño también tienen un claro impacto. Estudios anteriores también habían vinculado el descenso del fitoplancton en zonas polares al debilitamiento de la capa de ozono y al aumento de la radiación ultravioleta.
Temperatura y biodiversidad
La temperatura superficial tiene una influencia crucial sobre la biodiversidad marina, sostiene otro estudio publicado en la misma revista. El equipo dirigido por Derek Tittensor, también de la Universidad de Dalhousie, analizó la relación entre los parámetros ambientales y la distribución de 11.000 especies pertenecientes a 13 grupos principales (zooplancton, plantas, invertebrados, peces, mamíferos …). El estudio sugiere que “el calentamiento de los océanos podría alterar la distribución de la vida en sus aguas”.
España soportará entre 3 y 6 grados más de temperatura máxima respecto a los valores de referencia de 1961-1990 dentro de 60 años, en concreto para el periodo 2071-2100, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Para la temperatura mínima, en cambio, el incremento está comprendido entre 2ºC y 5ºC. Las Islas Baleares, sobre todo en los valores máximos, como consecuencia del efecto amortiguador de los océanos, experimentará temperaturas inferiores a las del resto de comunidades autónomas. El informe ha sido presentado por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, y el presidente de la Aemet, Ricardo García Herrera. Se trata de la segunda fase de actualización de escenarios regionalizados mediante la utilización de nuevos datos procedentes de los modelos globales que constituyen la base del IV Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) aprobado en Valencia en 2007.
Ya son 80 los muertos que ha dejado este invierno en cinco países de América del Sur. Intemperie, indigencia y calefactores defectuosos son las principales causas de los decesos. De los cinco países azotados por una ola de frío inusual, Argentina parece ser el que está sufriendo con más fuerza su rigor. El número de fallecidos por hipotermia llegó a 13, el pasado domingo. En lo que va de la estación invernal, 33 personas han muerto debido a artefactos o instalaciones de calefacción en mal estado.
Rusia, país al que habitualmente se asocia con los inviernos más crudos del planeta, es azotada desde hace un mes por una de las olas de calor más prolongadas de los últimos decenios, con temperaturas máximas por encima de 35 grados centígrados en algunas de sus regiones meridionales.
El viernes y el sábado las temperaturas en Moscú alcanzaron máximas históricas que rondaron los 37 grados, superando las anteriores marcas que databan de 1938 y 1951.
Lo que más sorprende es el hecho de que las temperaturas apenas desciendan durante la noche, ya que los termómetros moscovitas marcaban el sábado unos 30 grados pasadas las diez de la noche, una anomalía sin precedentes en este país que convierte el poder conciliar el sueño en una odisea.
‘Estamos en un verano en el que la media diaria supera en entre 3 y 8 grados centígrados la norma’, dijo hoy a Efe una portavoz del Rosguidromet.
Según los servicios meteorológicos, la ola de calor no cejará en su empeño de abrasar a los habitantes las regiones centrales de la parte europea del país durante la próxima semana, aunque se esperan precipitaciones en forma de tormenta.
El clima subtropical que sacude Rusia -sol de justicia, ausencia de nubes, aire caliente y altos porcentajes de humedad- no ha dejado más remedio a los rusos que olvidarse de formalismos en el vestir y recurrir a hábitos poco corrientes en este país como la siesta.
“Rusia se derrite”, titulan los diarios y encabezan sus informativos los canales de televisión nacionales y locales, y es que en el país del frío desde mediados de junio no se habla de otra cosa que no sea del calor sofocante.
El uso masivo de aparatos de aire acondicionado ha disparado el consumo de energía eléctrica, lo que ha obligado a las autoridades a elaborar un plan de contingencia para racionar el suministro a la industria. El departamento de Emergencia de la capital rusa informó de que el lunes, cuando se registró una temperatura máxima de 33,2 grados centígrados, se recibieron más de veinte avisos de alerta por transformadores humeantes, pues las redes eléctricas apenas resisten las sobrecargas.
Las altas temperaturas han multiplicado el número de ahogados -más de 1500 desde principios de junio- en los numerosos ríos y lagos que salpican la geografía rusa, pero que no están acondicionados para el baño.
La ola de calor también ha causado la peor sequía en más de un siglo y la pérdida de varios millones de hectáreas de cosecha, y ha costado la vida de miles de toneladas de peces en las piscifactorías.
Anteriormente sólo en tres ocasiones en toda la historia de las observaciones meteorológicas en Moscú se habían registrado temperaturas tan altas y durante varios días en esta época del año: en 1889, 1891 y 1995. El calor de primavera preocupa a los moscovitas, pues puede ser preludio de un verano acompañado de incendios forestales y de turberas en los alrededores de la capital rusa.
En julio de 2002, el humo de los incendios forestales en torno a la ciudad hizo casi irrespirable el aire en Moscú, en algunos de cuyos barrios la visibilidad alcanzaba apenas los 50 metros. Ese verano los centros médicos no daban abasto para atender a los moscovitas asmáticos y con otras enfermedades respiratorias.
Investigadores de la NASA han detectado el desprendimiento de un gran bloque de hielo del glaciar Jakobshavn Isbrae de Groenlandia. El nuevo iceberg mide de unos 7 kilómetros, una octava parte del tamaño de la isla de Manhattan, en Nueva York, y comenzó a romperse entre los pasados días 6 y 7 de julio, como puede apreciarse en las imágenes proporcionadas por la agencia espacial.
Investigadores del Centro de Investigación Polar de la Universidad Estatal de Ohio y del Centro de Información Geoespacial de la Antártida de la Universidad de Minnesota han seguido las imágenes proporcionadas por los satélites de los cambios en la capa de hielo de Groenlandia y la descarga de sus glaciares. Según los científicos, el fenómeno es inusual porque se produce tras un invierno cálido en el que no se ha visto ninguna forma de hielo marino en la zona. De igual forma, creen que estos eventos dan credito a la teoría de que el calentamiento de los océanos es responsable de la pérdida de hielo observada en Groenlandia y la Antártida.
Los investigadores se basaron en las imágenes de varios satélites -Landsat, Terra y Aqua, para obtener una visión amplia de los cambios en el hielo de los polos. Los días previos al desprendimiento, recibieron imágenes del satélite WorldView 2 mostrando grandes griegas en formación.
El glaciar Jakobshavn Isbrae está situado en la costa oeste de Groenlandia y ha perdido más de 45 kilómetros durante los últimos 160 años, diez kilómetros en tan sólo una década. A medida que el glaciar ha disminuido, se ha dividido en dos zonas, una norte y otra sur. La reciente ruptura se ha producido en el norte.
Los científicos estiman que hasta un 10% de todo el hielo que se desprende de Groenlandia proviene del Jakobshavn, que se ha convertido en el mayor colaborador en el aumento de nivel del mar en el hemisferio norte.
Desde finales de mayo una ola de calor ha tostado Pakistán y la India. Las temperaturas en el norte de la India se han cobrado cientos de víctimas en lo que se cree el verano más calido desde que se tienen registros a finales de 1800. En la última semana de mayo la temperatura alcanzó los 48,5ºC. El 27 de mayo pasado en Lahore, el polvo levantó ráfagas de viento que siguió soplando durante todo el día bajando algo la temperatura máxima de 47 º C el miércoles 26 de mayo a 44,5 º C el día 27. Multan registró 50 grados C, rompiendo un record de 54 años de la temperatura máxima más alta en el mes de mayo. Se fue de 47 grados C el miércoles 26. La temperatura más alta registrada hasta la fecha en esta ciudad fue de 49 grados C que se registró el 29 de mayo de 1956. Mohenjodaro seguía siendo el lugar más caluroso a pesar de que su temperatura máxima se redujo de 53,5 grados C del miércoles a 51,6 grados C. La temperatura de 53,5ºC la más alta nunca registrada en Asia. La temperatura máxima de Jacobabad fue de 51 grados C , 50,5 Sukkur , Rohri Larkana y 50 cada una, Dadu y Nawabshah 49,5 cada uno, Bahawalnagar , Bahawalpur y Bhakkar 49 cada uno, Dera Ghazi Khan 50,5 , Faisalabad 47, Jhang 47,2 , 46,5 Jhelum , Khanpur 49,2 , Rahim Yar Khan 50 y 49,5 grados C. Shorkot A 20 de junio la situación se mantenía aunque con temperaturas ligeramente más bajas. Larkana y Mohenjodaro fueron los lugares más calientes del país, con 51 grados C. En Punjab, Rahim Yar Khan registraron 50,2 grados C. La temperatura máxima en Bahawalnagar y Bhakkar fue de 49 grados C. Bahawalpur registraron 47,3 grados C , Dera Ghazi Khan (48) , Faisalabad (46), Jhang (46,2) , Jhelum (46), Khanpur (46,3) , Mandi Bahauddin (46), Mianwali y Multan (47,5) , Murree (32), Noorpur Thal (48), Okara (47), Sahiwal (46), Sargodha (46,5) , Sialkot (45,7) y Toba Tek Singh (46,2) y no se esparaba una bajada significativa hasta final de mes con la llegada de los monzones.
Cinco días después de que una serie de tornados provocaran la muerte de 5 personas en Oklahoma, este Estado del centro de EE UU vuelve a sufrir la violencia de un fenómeno natural. Una fortísima tormenta de granizo golpeó el domingo el área metropolitana de Oklahoma City causando múltiples destrozos en ventanas, coches, tejados y jardines. Según el diario USA Today, cayó granizo del tamaño de una pelota pequeña de béisbol, lo que obligó a los motoristas y conductores a parar junto a los arcenes para evitar accidentes. Los servicios de emergencias informan de que una veintena de personas tuvieron que ser trasladadas a los hospitales locales a consecuencia de la tormenta, bien porque habían recibido el impacto directo del granizo o porque habían caído o tenido accidentes por el hielo. El blog de Fogonazos ofrece el vídeo de YouTube que ilustra esta información en el que se ve la impresionante tormenta de granizo cayendo sobre una piscina.
Aunque en buena parte del mundo, incluyendo España, se recuerde el pasado invierno como bastante frío, lo cierto es que mientras nevaba en lugares como Florida o Sevilla, los termómetros no sufrían los rigores invernales en zonas usualmente gélidas como Groenlandia o Alaska. Si a esto le sumamos que en otras vastas áreas del planeta, como el sur de Asia, todo el norte de África y buena parte de los trópicos han vivido unos meses anormalmente calurosos, el resultado es que en lo que llevamos de año la anomalía térmica es positiva y la temperatura media global —tanto en tierra como en los océanos— en estos cuatro primeros meses fue la más cálida desde 1880, cuando comenzaron a realizarse estos registros.
Son las cifras aportadas por el Centro Nacional de Datos Climáticos de la Agencia Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA) que analiza mensualmente la temperatura global en el planeta. En concreto, la temperatura media global para tierra y mar fue de 13,3 grados centígrados entre enero y abril, lo que supone un aumento de 0,69 grados sobre la media del siglo XX.
En España abril fue muy cálido
Los datos de la Agencia Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA) para abril revelan que en buena parte de Europa las temperaturas fueron superiores a la media. Es el caso de España. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el mes de abril ha resultado muy cálido, con una temperatura media en torno a 2 grados centígrados por encima de su valor medio, que le sitúa como el tercer mes de abril más caluroso de los últimos 40 años.
Abril de 2010 ha sido el mes de abril más cálido jamás registrado en el mundo, con una temperatura promedio de 14,5 grados celsius, informó este martes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“La temperatura promedio combinada de la superficie terrestre y de los océanos en abril ha sido la más caliente (para un mes de abril) con un récord de 14,5 grados celsius”, explicó la OMM, citando datos compilados por uno de sus miembros, la Administración Nacional estadounidense de los Océanos y la Atmósfera (NOAA).
Las primeras estadísticas sobre las temperaturas terrestres datan de 1880. Según NOAA, la media de ese mes de abril sobrepasa ampliamente los 13,7 grados celsius de promedio registrados para los meses de abril durante el siglo XX. El fenómeno de ‘El Niño’ explica estos récords de calor, pues este fenómeno de oscilación austral se debilitó en abril, lo que contribuyó de manera significativa al calentamiento observado en el cinturón tropical y al calentamiento de la temperatura global en abril, según el comunicado. En abril, el planeta se calentó especialmente en Canadá, Alaska, al este de Estados Unidos, Australia, el sur de Asia, el norte de África y el norte de Rusia.
El 20% de las especies de lagartos y lagartijas del planeta podrían extinguirse este mismo siglo por culpa del cambio climático, según concluye una investigación internacional en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Según el CSIC, el estudio vaticina dichas extinciones para el año 2080. En total, se estima que podrían desaparecer unas 1.300 de las 5.100 especies de saurios conocidas. Este fenómeno, según los autores, podría atajarse mediante la reducción de las emisiones de CO2 pero, aunque se tomen medidas, consideran “inevitable que para 2050 un 6% de las especies de saurios se hayan extinguido”.
La previsión establecida en el estudio es fruto de un modelo matemático de riesgo de extinción que ha sido validado con trabajos de campo en cuatro continentes. El estudio, en el que colaboran 26 científicos de 12 países, ha sido publicado en el último número de la revista “Science”. Dirigido por el investigador de la Universidad de California en Santa Cruz (Estados Unidos), Barry Sinervo, la investigación cuenta con la participación del investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) Ignacio De la Riva.
La investigación comenzó con la constatación de que ciertas poblaciones de lagartija de turbera de Francia se habían extinguido. El modelo matemático de riesgo de extinción contempla las variables climáticas y las variables fisiológicas relacionadas con la regulación térmica de los reptiles.
Sus resultados fueron validados en un trabajo de campo posterior realizado en Francia y en México. De hecho, estas prospecciones desvelaron que, en ciertos casos, las extinciones son más rápidas de los esperado porque una especie capaz de adaptarse eliminaba por competencia a la que no lo era. Según el investigador del CSIC, la estrategia “inevitable” para eludir los efectos del calentamiento del clima es que los animales cambien su distribución geográfica, tanto altitudinal como latitudinal.
“Esto ya se está observando en la actualidad en numerosas especies animales y vegetales, pero no bastará para evitar la extinción de muchas especies de saurios de montaña que, sometidas además a la competencia creciente con las especies de zonas más bajas, a menudo se quedarán sin hábitat a medida que asciendan en altitud”, añadió.
Los datos globales concluyen que Madagascar podría ser ya una de las zonas más afectadas por el impacto del cambio global. Además, se prevé que las especies que ya están experimentando pérdidas de población a nivel local serán las más proclives a la desaparición.
Las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeron un 8,7% en 2009 con respecto al año anterior. Es el segundo año consecutivo que España logra reducir las emisiones de CO2 —en 2008 se redujeron un 8%—, después de años de constante aumento que nos han llevado a ser uno de los países de la Unión Europea que más se aleja de su objetivo del protocolo de Kioto. En nuestro caso, el tratado internacional nos permitía aumentar un 15% las emisiones en 2012 con respecto a 1990. Con los últimos datos, España se sitúa un 27% por encima de lo que emitía en 1990, pero se aleja de las previsiones más pesimistas. Los datos proceden de un análisis realizado por Comisiones Obreras y la revista World Watch, que cada año se adelantan a las cifras oficiales del inventario que elabora el Ministerio de Medio Ambiente, y que en buena medida suelen apuntar las tendencias clave del estado de las emisiones.
Si las partículas de ceniza del volcán islandés alcanzan la estratosfera, eso podría tener durante varios años “un efecto refrigerador” porque reduciría la radiación solar, ha señalado el climatólogo de la Universidad de Viena Herbert Formayer a la radio pública austríaca ORF.
La estratosfera es la segunda capa de la atmósfera y comienza a unos 12 kilómetros de altura sobre la superficie de la Tierra. “A esa altura no hay lluvias que puedan reducir o ‘lavar’ las partículas, por lo que las cenizas puede permanecer allí durante dos o tres años”, ha dicho el experto de la Universidad de Viena, que ha explciado que “durante esa época se reduce la radiación del sol y eso tiene un efecto refrigerador”.
Mientras, el volcán sigue emitiendo grandes cantidades de cenizas al aire y, según han señalado varios expertos islandeses, no se espera que esta situación cambie al menos en los dos próximos días, lo que hace presagiar a que el tráfico aéreo en buena parte de Europa continuará perturbado. “Es más o menos la misma situación que ayer, sigue en erupción, sigue habiendo explosiones, sigue emitiendo gas”, ha explicado el profesor de la Universidad de Islandia Armann Hoskuldsson, que ha añadido que “esperamos que dure dos días o más. No puede seguir a este ritmo durante muchos días. Existe una cantidad limitada de magma que se puede arrojar”. El portavoz del Ministerio de Medio Ambiente islandés, Gudmundur Gudmundsson, se ha mostrado de acuerdo con estas declaraciones. “La erupción continúa y no esperamos ningún cambio en la emisión de cenizas (…) los potentes vientos seguirán dispersando la columna (de cenizas) sobre Europa”, ha señalado.
La erupción se está produciendo bajo el glaciar Eyjafjallajokull, el quinto mayor de Islandia y un conocido destino para la práctica del senderismo en el sur de Islandia. Otro profesor había indicado ayer que el calor había derretido hasta un tercio del hielo glacial que cubre el cráter, provocando que un río cercano se desbordara. Según la radio islandesa, parte de la carretera que rodea la isla ha quedado cubierta. Al este del volcán, decenas de hectáreas de tierra están cubiertas con una capa de ceniza. Dicho volcán ha entrado en erupción en cinco ocasiones desde el siglo IX. Antes de esta erupción, que se produjo en marzo, la última había tenido lugar en 2004.
El cambio climático provoca en la Península Ibérica mayores temperaturas, un incremento de las condiciones de aridez, así como más eventos extremos de precipitación, según se desprende del informe ‘Clima en España: Pasado, presente y futuro’, elaborado por la red telemática CLIVAR-España, presentado por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera. En cuanto a la situación actual de las temperaturas, el texto cita que los registros instrumentales del siglo XX muestran un aumento progresivo de la temperatura, que ha sido especialmente acusado en las tres últimas décadas (1975-2005), cuando se define una tasa media de calentamiento de 0,5 grados centígrados por década, aproximadamente. Concretamente, se trata de una cifra un 50 por ciento superior a la media continental en el Hemisferio norte y casi el triple de la media global, pero que no sólo se registra en España sino en todo el continente europeo, apuntó el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Blas Valero, que resumió parte de los datos obtenidos. “El calentamiento ha sido uniforme en todas las estaciones del año, pero en los últimos 30 años el calentamiento ha sido mucho más pronunciado en primavera y verano”, agregó el experto. En relación a las precipitaciones, la investigadora de la Universidad de Barcelona y participante en el estudio, Ileana Bladé, señaló que la precipitación anual en las tres décadas recientes ha disminuido de forma “significativa” en relación a las décadas de los 60 y 70, especialmente a finales de invierno. Además, indicó que la década que está a punto de concluir registra los valores más bajos de precipitación anual desde 1950 aunque la precipitación ha descendido de forma generalizada a mínimos históricos. “Con el aumento de las temperaturas se pronostica un descenso muy importante de las precipitaciones mediterráneas, incluida la Península Ibérica, especialmente en el siglo XXI; así como a una redistribución de las mismas en las regiones extratropicales y subtropicales”, añadió.
El cambio climático provoca en la Península Ibérica mayores temperaturas, un incremento de las condiciones de aridez, así como más eventos extremos de precipitación, según se desprende del informe ‘Clima en España: Pasado, presente y futuro’, elaborado por la red telemática CLIVAR-España, presentado por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera. En cuanto a la situación actual de las temperaturas, el texto cita que los registros instrumentales del siglo XX muestran un aumento progresivo de la temperatura, que ha sido especialmente acusado en las tres últimas décadas (1975-2005), cuando se define una tasa media de calentamiento de 0,5 grados centígrados por década, aproximadamente. Concretamente, se trata de una cifra un 50 por ciento superior a la media continental en el Hemisferio norte y casi el triple de la media global, pero que no sólo se registra en España sino en todo el continente europeo, apuntó el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Blas Valero, que resumió parte de los datos obtenidos. “El calentamiento ha sido uniforme en todas las estaciones del año, pero en los últimos 30 años el calentamiento ha sido mucho más pronunciado en primavera y verano”, agregó el experto. En relación a las precipitaciones, la investigadora de la Universidad de Barcelona y participante en el estudio, Ileana Bladé, señaló que la precipitación anual en las tres décadas recientes ha disminuido de forma “significativa” en relación a las décadas de los 60 y 70, especialmente a finales de invierno. Además, indicó que la década que está a punto de concluir registra los valores más bajos de precipitación anual desde 1950 aunque la precipitación ha descendido de forma generalizada a mínimos históricos. “Con el aumento de las temperaturas se pronostica un descenso muy importante de las precipitaciones mediterráneas, incluida la Península Ibérica, especialmente en el siglo XXI; así como a una redistribución de las mismas en las regiones extratropicales y subtropicales”, añadió.
Los vientos sobre el océano de la Antártida afectan a la capa superficial del mar que es la responsable de regular los cambios de calor y dióxido de carbono entre el agua y la atmósfera causando efectos negativos en la productividad biológica, según un estudio realizado por científicos australianos y estadounidenses.
La investigación, publicada en la revista Nature Geoscience, ofrece “nuevas claves” para el estudio de los procesos naturales que tienen influencia en el cambio climático. Además, demuestra que estos cambios modifican la cantidad de luz y nutrientes que son posibles para mantener el crecimiento del plancton en la base de la cadena alimenticia.
El director del artículo, el oceanógrafo del Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO), Jean-Baptiste Sallée, explicó que los vientos sobre el Océano Sur han aumentado en fuerza y se han desplazado hacia la Antártida en las últimas décadas. “El movimiento en los vientos es una de las más fuertes tendencias en el clima del hemisferio sur en los últimos 30 años”, indicó.
Según este trabajo, cuando los vientos se hacen más fuertes y se desplazan más cerca de la Antártida, la capa superficial se hace más profunda en los océanos al este de India y el Pacífico central y menos profunda en la parte oeste de estas cuencas. Los científicos revelan que lo contrario ocurre cuando los vientos se debilitan y migran hacia el norte.